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02 abril, 2017

Una idea integral e integradora




Esta semana he leído un excelente artículo en el blog de José Luis Méndez Romeu, en el que trata una serie de temas que preocupan desde hace tiempo a cuantas personas estamos inmersas en la vida musical de Galicia. Méndez Romeu, hombre de amplia y profunda visión, trata de forma integral los temas más importantes de la música clásica y la lírica en Galicia, con una seria visión de la situación actual y señalando posibles vías de mejora de la actividad. Tras releer varias veces este artículo y después de lo que he meditado desde hace tiempo sobre la vida musical de Galicia, me he decidido a ofrecer mis impresiones e ideas al respecto.


Conservatorio Superior de Música de Vigo

Conservatorios y orquestas
El primer tema tratado es la integración y coordinación de estructuras, como conservatorios y orquestas financiadas con dinero público. Esta integración permitiría una mejor rentabilización académica y artística de los esfuerzos de estudiantes y profesores. E incluyo aquí como profesores tanto a los de los conservatorios encargados de la formación estrictamente académica, como a tantos miembros de las orquestas públicas cuya vocación docente viene desde hace años trasvasando generosamente su saber a las siguientes generaciones de músicos.
Conservatorio Superior de Música de A Coruña

Éstos podrían colaborar con su buen hacer didáctico a la mejor profesionalización e inserción en el mercado laboral de los alumnos de conservatorios superiores. Ya lo vienen haciendo tanto a título particular como desde la Escuela de Altos Estudios orquestales de la RFG y desde la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia. Hacerlo desde los propios conservatorios conllevaría la “oficialización flexible” de una doble participación: la de alumnos de estos conservatorios en las escuelas y orquestas jóvenes de RFG y OSG y la de los profesores de éstas, otorgando algún tipo de puntuación académica a sus alumnos de los conservatorios.


Alumnos y personal del Conservatorio Superior de Vigo

Tengo aquí presente que la enseñanza oficial se rige por leyes y reglamentos. Pero también por una larga tradición que incluye un cierto corporativismo excluyente, tanto o más difícil de cambiar que esas leyes o reglamentos. La coordinación de la Xunta de Galicia –con plena competencia en ambos campos- debería servir, entre otras cosas, para salvar estos escollos con la asistencia necesaria de técnicos propios y/o ajenos.

Programación de las orquestas públicas
Me permito incidir especialmente en un punto que entiendo de gran importancia, como es la programación de las dos grandes orquestas gallegas, tanto en repertorio como en fechas. Esta viene separándose, incluso divergiendo desde hace ya algunos años de tal forma que se hace necesaria una mínima coordinación para elaborar una programación más colaborativa que competitiva.


OSG con Orquesta y Coro de Niños, Coro Joven y Coro de la OSG

En primer lugar, en la elección de obras a interpretar. No tiene demasiado sentido programar obras totalmente fuera del repertorio adecuado para los efectivos, trayectoria y personalidad sonora de cada formación. Y menos aún si para ello hay que encargar arreglos que sólo puedan desvirtuar la obra original y forzar el trabajo de los músicos.


RFG, Escolania de la Catedral de Santiago y Coro femenino ORCAM

En cuanto a las fechas de los conciertos, se impone también una mejor coordinación de éstas en los programas de abono, que permitiera mayor asistencia de aficionados de la ciudad en la que tiene su sede la otra orquesta, ahora cada vez más escasa. Y más, teniendo en cuenta que el desequilibrio en la presencia de cada una de ellas en la otra ciudad ha crecido hasta el punto de que la RFG ha estado ausente de A Coruña en las dos últimas temporadas de abono de la OSG. Tampoco se puede olvidar las necesidades del resto de cuidades de Galicia, apenas satisfechas actualmente por las visitas de la RFG y la OSG.

Hambre lírica crónica
Hace años, defendí que las iniciativas privadas de asociaciones veteranas como Amigos de la Ópera o las sociedades filarmónicas debían prevalecer sobre la iniciativa oficial, debiendo ser ésta subsidiaria de la privada. La realidad económica vino a quitarme, al menos, parte de la razón cuando hubo de suspenderse la Temporada Lírica de A Coruña. Ésta, edificada sobre los escombros del Festival Mozart y los restos –que ya apenas se tenían en pie económicamente- del Festival de Ópera de A Coruña, estuvo mal cimentada desde su origen.

Es necesario dejar atrás estériles polémicas y ráfagas de disparos periodísticos -prácticamente unidirecccionales y en gran medida nutridas por la munición de intereses personales- contra todo lo que se moviera. En cualquier caso, se impone satisfacer esta “hambre lírica crónica” que venimos padeciendo los aficionados de Galicia. La solución de este estado carencial bien puede pasar por la creación de una verdadera temporada lírica gallega que integrara la iniciativa de la sociedad civil –formada por las distintas asociaciones líricas gallegas- y la financiación y control públicos a lo largo y ancho de toda Galicia.


Il Trovatore en el Palacio de la Ópera de A Coruña (3-5 septiembre 2015)

Los presupuestos de los organismos públicos que financian las actividades musicales se calculan por años naturales; pero las temporadas empiezan tras el verano  para acabar hacia el final de la primavera. Por tanto, un aspecto muy importante a considerar es la necesidad de adaptación de plazos de previsión y ejecución de los desembolsos inherentes a una temporada lírica. Hay que programar con el respaldo de una financiación sólida, basada en presupuestos comprometidos en firme por las administraciones. Esto excluye hacerlo a base de modificativos de crédito, como los que fueron la causa última de los problemas económicos llevaron a la cancelación de la Temporada Lírica de A Coruña.

Leo Nucci y Kari Lynn Johnson con la OSG

Una temporada bien planificada habría de celebrarse en las principales ciudades del país, con la suficiente repetición de títulos en los escenarios más adecuados de cada una de ellas. Esto haría más rentable los esfuerzos necesarios para su consecución: en primer lugar, facilitaría la contratación de cantantes, ya que el número necesario de ensayos para una representación hace bien difícil lograr la presencia de los más grandes para sólo una o dos funciones. Al mismo tiempo, permitiría la posible creación y posterior comercialización de nuevas producciones propias, que debería ir unida a acuerdos de coproducción con otras sociedades o teatros.

La cámara, bien enfocada
La colaboración oficial con las distintas sociedades filarmónicas gallegas, al menos por parte de la RFG y la OSG, parece ir (en cualquier caso, debería hacerlo) por un camino que permita tanto la subsistencia económica de estas sociedades cívicas de tanta tradición y presencia en Galicia como una cierta autonomía en su dirección artística.


Logo de la Sociedad Filarmónica Ferrolana


Festival viene de fiesta
Y finalmente, podemos pensar en ese gran festival de verano que sugiere Méndez Romeu. En mi opinión, debería recuperar iniciativas que tanto y tan gran éxito tuvieron como, entre otros, el Festival Mozart -la mayor fiesta de la ópera clásica nunca celebrada en Galicia- o el Via Stellae, un festival ideado por José Víctor Carou que, nacido desde la música barroca, situó a Santiago entre las principales ciudades de Europa en ese campo, incluida alguna grabación de referencia, como la de la Misa en si menor de Bach por Marc Minkovski y Les Musiciens du Louvre Grenoble.



Algunas de sus ramificaciones, como la música en los claustros, podrían cubrir la presencia del festival en diferentes auditorios singulares durante los días laborables. En otro orden, su sección OFFstellae seguía una línea de diversidad llena de calidad- que cuadraría adecuadamente en la línea de diversificación señalada por Méndez Romeu.

Este festival debe caracterizarse de forma clara: tiene que ser planificado y
Portada del libro del primer Festival Mozart
ejecutado desde la excelencia como camino y meta; debe integrar otras músicas como el jazz, el folclore o la música moderna popular e incluir la presencia y fusión de otras artes escénicas o plásticas. Un festival así daría una excelente proyección exterior a toda la música gallega y a Galicia misma como destino de turismo cultural. 

Hay que aprender de la experiencia. En ese sentido, no debemos olvidar que el Festival Mozart -en sus primeras ediciones dirigidas por Antonio Moral y programando en fines de semana dos óperas y algunos excelentes conciertos-, atrajo aficionados de todas partes de España. Algo que, lógicamente, sólo se puede lograr con programas y artistas de verdadera calidad.

Cultura es vida
Una reflexión final. Los beneficios de la Cultura no son sólo espirituales sino también cuantificables económicamente. Las iniciativas mencionadas por Méndez Romeu, que arriba describo y desarrollo en la medida de mis posibilidades, podrían y -debidamente dirigidas y administradas- deberían ser una verdadera contribución al PIB de Galicia.

Escolares haciendo música

Pero todo esto es sólo la consecuencia de la verdadera Cultura; aquélla que impregna a toda la sociedad. Y ésta únicamente será posible si los ciudadanos tienen acceso a ella, en la medida de las posiblidades de conocimiento a cada edad, desde los primeros años de su vida. Y para eso es necesario que artes y humanidades, junto al estímulo y cultivo de los diferentes tipos de inteligencia, informen y vertebren el currículo escolar y colegial de principio a fin. Porque sólo así se construye una sociedad culta y, como dijo el gran Claudio Abbado, “La cultura engendra riqueza y no al revés”.







11 diciembre, 2015

Hay vida más alla de la clásica




Xabier Díaz / Adufeiras de Salitre. Sala Galileo Galilei, Madrid, 7 de diciembre de 2015.


Y qué vida. Llena de una verdad compuesta por esas verdades pequeñas y cotidianas que hacen grande la cultura popular, la que nace de la convivencia diaria. La de aquellas personas anónimas que crearon las letras, melodías y ritmos del más hermoso folclore, ése que Xabier Díaz (A Coruña, 1969) ha dejado plasmado, junto a Adufeiras de Salitre en su disco The tambourine man. Díaz y Adufeiras están presentando su trabajo estos días por toda España y tuve la suerte de poder asistir a su presentación en Madrid en la ya legendaria sala Galileo Galilei.

Xabier Díaz. Foto de Alfredo Moreno, cedida por X. Díaz

Ésta es una crónica muy personal de sentimientos y pensamientos surgidos en una noche extraña, que empezó como la deserción de una realidad atosigante y acabó como un encuentro. O más bien como un reencuentro: con la más pura música popular, la que crea el pueblo del rural siguiendo las más acendradas tradiciones; pero reencuentro, también, con unos sentimientos que, más que sumados, multiplicados o potenciados, resultaron en realidad sinérgicos.

Éstos surgieron del interior del oyente como un manantial que reflejara la voz limpia y transparente de Xabier Díaz. Un arroyo que pronto se hizo torrente incontenible al unirse a la profundidad telúrica de la percusión. Fue cuando el sonido de los adufes [1] se asemejó a los ecos que produciría un seísmo en el triángulo sísmico Becerreá-Sarria-Triacastela de las montañas del Cebreiro. Unos ecos mullidos por los aturuxos de las Adufeiras de Salitre hasta conferirles una humana cercanía.

Adufeiras de Salitre en Galileo Galilei. Foto J. Carrillo

Las letras, melodías y ritmos recogidos por Xabier Díaz en toda Galicia conquistaron los oídos del auditorio y el músico e investigador se mostró “encantado de invadir la meseta con las armas de la música”. Su voz y las de sus Adufeiras de Salitre, el acordeón de Javier Álvarez y el violín y la zanfona de Gutier, hermano de éste, pasearon por la cosecha de folclore gallego de Díaz y el recogido por otros notables folcloristas. Entre los de éstos, brillaron la Muiñeira da Picota, sacada a la luz por la suiza Dorothe Schubart, el Jostumen pasodoblea (pasodoble de las costureras) de Kepa Junquera, o la picardía bien pegada a la realidad de la letra del pasodoble de Beo, elevada a la gracia de su música.

Hablaba más arriba de sentimientos. Y los que me llenaron la noche del viernes 4 en la sala Galileo Galilei, escuchando la música de The tambourine man, fueron
Foto de Alfredo Moreno
cedida por Xabier Díaz
de pertenencia múltiple, que uno puede sentir como propia más de una. Porque si Madrid acogía con calor la música más puramente gallega, la vasca de Junquera y la castellana vieja (ese
 Agarrado de Cervera de Pisuerga como una denuncia de amores asimétricos), treinta años largos de residencia en Galicia te hacen sentir como realmente propio todo lo gallego. 


Y, al final, lo que se siente en una noche así es un flujo y reflujo de emociones que sólo se puede comprender cuando no hace falta dividirse porque uno tiene sus raíces y sus ramas bien unidas a través del tronco de los sentimientos. Y nada mejor para mantener sanas y fuertes las plantas de esta clase que regarlas con emociones limpias. Como las que producen las voces y ritmos de Xabier Díaz, los hermanos Álvarez, Maite, Carolina, Bea, Iria, Cristina, Patricia, Noemí, Montse, Lidia, Gisela y Mariña.



O el disfrute de la cultura, que -como dijo Díaz al agradecer los aplausos del público- "no sólo nos hace más libres, sino también más felices". Y otra emoción, la de ver a una joven pareja desconocida -apenas dos sombras llenas de gracia danzante- bailando en la oscuridad la Xota de Lira al final de un concierto que, por su autenticidad y frescura, marcó una huella bien profunda en muchos de quienes tuvimos la suerte de escucharlo.



[1] Pandero cuadrado de origen morisco, de uso extendido en el folclore portugués y del Noroeste de España. La tradición nos dice que su construcción con “palo de naranjo” (árbol cuya flor es el azahar) y dos membranas -“una de animal macho y otra de hembra” le confiere una gran carga  simbólica acerca de las relaciones de pareja y de matrimonio.

09 octubre, 2015

¿De Barroco hasta el coco?





Quienes conocimos la música barroca a través de los conciertos y las grabaciones de los años 50-60 descubrimos todo un nuevo mundo sonoro en las primeras interpretaciones con “instrumentos de época” o sus reconstrucciones. En ellas percibíamos, sobre todo, una nueva tímbrica instrumental y orquestal, más acorde con lo que debieron ser las versiones originales de la época.

Llegó después el llamado historicismo, un movimiento más o menos coordinado de todo un ejército de músicos-investigadores afanados en encontrar la verdad  de la música antigua, renacentista y barroca. Luego, la cuestión se convirtió en moda
Manuscrito de Bach para laúd
(todo tiene un fuerte componente de moda en la música) y apareció todo un aluvión de teóricos de la interpretación “históricamente informada”.
 
Centenares de músicos encontraron en ella una salida laboral que nunca habrían logrado en la interpretación que en décadas anteriores era convencional, explorando un muy rentable y, sin duda, respetable nicho de mercado (aspecto de la música íntimamente ligado a la moda) intensivamente explotado por las empresas discográficas.

Los teóricos de la interpretación proliferaron como los hongos en un otoño húmedo y cálido e invadieron todos los ámbitos de opinión pontificando con la suya: “la verdad” –ahora con comillas, claro-. Si como decía Santo Tomás de Aquino, in medio est virtus, estaba claro que muchos aficionados iban –íbamos- a reaccionar frente a tal invasión con un cierto rechazo, menos teórico que práctico, a la rigidez dogmática de tanto “talibán”. Y fue así como algunos llegaron –o llegamos- a estar “de Barroco hasta el coco”.

Solo a través de los conciertos y grabaciones de los verdaderamente grandes investigadores-intérpretes fue posible la “re-conciliación”. La escucha de ese tipo de interpretación se hizo placentera a quienes la habíamos adorado en aquellas Pasiones de Frübeck de Burgos en el Monumental o las de Karl Richter en el equipo de sonido de casa.

Barroco así, si

Con estos antecedentes, el aficionado medio celebra volver a escuchar a una gran artista como Ann Hallenberg en el ciclo Grandes Cantantes de la Temporada Lírica organizada por la Orquesta Sinfónica de Galicia y Amigos de la Ópera.

Ann Hallenberg
Hallenberg es bien conocida en Galicia a través de sus actuaciones en el Fetival Mozart (en un memorable Giove in Arco, pasticcio haendeliano dirigido por Alan Curtis y, sobre todo, en  el que fue todo un referente de esta música: Via Stellae, un festival que en su momento llegó a estar a la altura de los mejores de Europa en su clase, en el que hizo un Ariodante realmente antológico.


En Via Stellae hizo también un Farinelli, el mito veinte años después del filme, antecedente inmediato de este Farinelli, primo uomo assoluto presentado el jueves 8 en el Teatro Rosalía de A Coruña. Me remito a lo escrito entonces sobre la gran mezzosoprano sueca. Sólo puedo añadir la emoción renovada en el concierto del Rosalía, más allá del absoluto domino vocal y escénico de Hallenberg y del entusiasmo que desata en sus arias di bravura.

Es en las arias amorosas donde su interpretación ahonda  en el sentimiento y lo transmite más de corazón a corazón que de voz a oído. Son justo esos los momentos “que te transportan”, como dijo muy acertadamente una buena aficionada. Y es que si hemos logrado pasar ese “Cabo de las Tormentas” del dogmatismo es precisamente porque grandes artistas como Anne Hallenberg usan su instrumento, su técnica y su musicalidad para agarrarnos el corazón y apretarlo, más allá de la técnica o las modas.


Porque lo que te hace sentir es precisamente lo más valioso de un artista, haciendo un puñal que nos atraviesa de una simple sílaba, como en la contracción subrayada en el primer verso del aria Ombra fedele anch’io de Broschi (el hermano de Farinelli), o en el largo melisma sobre el "ta" de “inmortale” del Alto Giove porporiano, que hubiéramos querido inacabable por su belleza que te lleva a las alturas. Y no digamos en el aria Lascia ch’io pianga, del Rinaldo de Haendel, propina siempre deseada en estos recitales que Hallenberg hizo desear al público regalándola en tercer lugar fuera de programa.

Les talents Lyriques


Una parte realmente importante del éxito de este concierto se debió sin ningún género de dudas al soberbio desempeño de Les Talents Lyriques y Christophe Rousset. Una orquesta con todos los pros y ninguno de los contras de sus homólogas: un sonido perfectamente empastado y de gran riqueza tímbrica se une a su prácticamente perfecta afinación para hacer música de verdad, siempre al servicio de la voz ¡y de la partitura! La orquesta lo dio todo acompañando a Hallenberg y en las oberturas de Polifemo y de Siroe, ambas de Nicola Porpora, y en la de La more di Abel, de Leonardo Leo.

08 octubre, 2015

Con fuerza e ilusión





La Orquesta Sinfónica de Galicia afronta la próxima temporada con el empuje de la excelencia artística, el vigor de sus proyectos y el apoyo de su público. Como destacó su gerente, Andrés Lacasa, “la temporada pasada se cerró con 38.000 entradas sueltas vendidas, en ésta son alrededor de 1.700 los abonados inscritos en los ciclos de viernes y sábado y es líder en You Tube", con más de 1.200.000 visitas a su canal. Un nuevo tipo de público, extendido por todo el mundo pero bien cercano en el aprecio de la calidad, fruto, sin duda, de la mucha de sus transmisiones en “streaming” y de la de sus conciertos grabados.

A ello se suman “más de 50.000 personas que han participado en los proyecctos didácticos de la Sinfónica”, agrupados como Son Futuro y  “los actuales 80 aficionados inscritos como Amigos de la Sinfónica”,  que aportan su apoyo moral y material a la orquesta y sus actividades y que provienen no sólo de Galicia sino de “otros lugares, como la Comunidad Valenciana”, según manifestaba este verano el propio Lacasa.

En pos de la excelencia

Como cimiento de todo el edificio se halla su continua búsqueda de la excelencia; la Orquesta Sinfónica de Galicia está considerada como la mejor orquesta de España por la mayoría de la crítica española y de los grandes directores y solistas invitados. Es significativa la frase del fallecido Lorin Maazel sobre la OSG cuando vino a dirigir por segunda vez la Sinfónica: “He elegido La Coruña porque mantiene un magnífico conjunto orquestal, insuperable en España y competitivo con los mejores de Europa”

Todo lo anterior cuenta a la hora de afrontar con energía y optimismo la difícil situación creada por el modificativo de crédito que anunció este verano el Ayuntamiento de A Coruña y que en palabras de Lacasa hace que la OSG esté “viviendo una transición complicada que previsiblemente se solucionará en 2016; así lo han dicho públicamente todos los partidos políticos e instituciones”.


Dima Slobodeniouk y la Orquesta Sinfónica de Galicia

La Sinfónica inaugura su temporada de abono los próximos viernes y sábado con dos conciertos sinfónico-corales. Con ella actuarán las voces femeninas del Coro de la OSG, que dirige Joan Company, y el Coro de  Niños, que prepara José Luis Vázquez. Bajo la batuta de su titular, Dima Slobodeniouk, y con la contralto Ewa Podless como solista, estos tres conjuntos de la OSG interpretarán la monumental Sinfonía nº 3 de Gustav Mahler.

Es un arranque lleno de fuerza para una fuerte temporada. En la rueda de prensa celebrada este miércoles, Andrés Lacasa resaltó la importantísima participación de la labor del Coro de la OSG en esta temporada. Tras su reciente dirigida por Tom Koopman en La Pasión según san Mateo de Bach, esta temporada trerá de la mano nuevos desafíos para las voces que dirige Joan Company: el primero, la interpretación del gran oratorio de Haydn La Creación, en el que será dirigido por el gran especialista del clasicismo Richard Egarr.

Casi cerrando la temporada 1016-16, el Coro de la OSG afrontará otro reto aún mayor: será nada menos que el Requiem de Verdi. Una partitura que Dima Slobodeniouk distinguió como “la obra” entre todas las obras sinfónico-corales y que no todos los coros están en condiciones de interpretar. Joan Company, su director desde su fundación en 1998, destacó en este sentido cómo “ya hace varias temporadas que el coro actúa sin los refuerzos que requirió en sus inicios” cuando lo hacía conjuntamente con otras entidades como la Coral Universitat de les Illes Balears, el Coro de la Comunidad de Madrid o el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana.

Coro de la OSG

Ampliación de capital

La calidad y preparación de las voces del Coro de la OSG viene aumentando patentemente desde hace tiempo Pero para cantar esta obra maestra verdiana no es suficiente la calidad de sus voces, que en el Coro de la OSG ha ido aumentando notablemente los últimos años. Tambien se requiere masa sonora capaz de proyectarse junto a –e incluso por encima de- la colosal dinámica de la orquesta verdiana en el Requiem. Como aclaró Lacasa, “no se trata de un concierto participativo” sino que se lanza una campaña de captación de un máximo de sesenta nuevas voces de toda Galicia.

Es decir, no es lo que podríamos llamar un préstamo de voces a corto plazo sino una verdadera ampliación de capital vocal. Para ello se cuenta con el aumento de coros que se ha dado en toda la Comunidad y con el hecho, que resaltó Company, de que “algunos de esos coros están compuestos en parte e incluso dirigidos por personas que pasaron por el Coro de la OSG”.

Durante la próxima temporada, la Sinfónica completará el ciclo de sinfonías de Sibelius con sus dos últimas sinfonías —Sinfonía nº 6 y Sinfonía nº 7—, algunos de sus poemas sinfónicos y el Concierto para violín. Pero lo más destacable es la música de Gustav Mahler y Richard Strauss, en los que está centrada la programación. Y así, Mahler cerrará la temporada con su Sinfonía nº 5 y   Strauss estará presente con obras tan significativas como Así habló Zaratustra, su Concierto para trompa nº 2 y la Metamorfosis para 23 instrumentos de cuerda, además de la ópera Salomé en versión concierto, que dirigirá Eliahu Inbal dentro de la Temporada Lírica de la OSG y Amigos de la Ópera de A Coruña.

La temporada se completa con un ciclo dedicado a Haydn (el citado oratorio La Creación, tres de sus sinfonías de Londres -93, 95 y 96- y su Concierto para violonchelo en do menor.  Autores desde Carl Ph. Emanuel Bach a Stravinski, completarán la programación junto a Mozart, Beethoven, Schumann, Brahms, Shostakóvich y Falla, entre otros. el Concierto para vilonchelo de Magnus Lindberg y 

27 junio, 2015

Magia, filtros y filtraciones




Hay críticas que salen solas y otras que se resisten y tardan en nacer. Que son como un parto distócico. Y no porque no se tenga una idea clara de lo que se ha visto y escuchado. El problema a veces es cómo analizar un evento que rozó en numerosas ocasiones el desastre, pero haciéndolo con el respeto que me merece todo el que se sube a un escenario; quien se deja el alma durante semanas creando una dramaturgia o quien baja a un foso operístico con la labor, a veces rayana con lo imposible, de coordinar y concertar a músicos ¡y cantantes!

Aunque el párrafo anterior resume bastante bien mi opinión sobre la representación del viernes, paso a analizar algunos de sus aspectos más destacables.

Magia...
No sobró precisamente este elemento en La flauta mágica del viernes en A Coruña. Quienes me leéis hace tiempo sabéis que concibo la ópera como teatro (sustantivo) cantado (calificativo), no como canto representado. Y precisamente el teatro, junto con la actuación de algunos de los cantantes, fue de lo poco que se puede salvar de la función. En este aspecto, la producción de Els Comediants para el Gran Teatre del Liceu y el Festival Mozart -vieja conocida desde su estreno en el Palacio de la Ópera de A Coruña- sigue aportando frescura. Por su parte, la dirección escénica de Joan Font dio las notas más adecuadas  a cada momento del libreto de Schikaneder, con el apoyo de su ayudante de dirección y coreógrafa, Montse Colomé.

Francisco Corujo. Foto, Miguel Ángel Fernández

El aspecto vocal fue, de largo, el menos acertado. Destacó para bien Francisco Corujo, con un Tamino bien templado vocal y teatralmente. Timbre agradable aunque no excesivamente rico, buena potencia y excelente proyección fueron base del mejor canto de toda la noche. También por encima de la pobre media del reparto -aunque por debajo de Corujo- estuvo Borja Quiza, más adaptado a la escena lírica que en otras ocasiones.

El papel de Papageno -que en la mejor tradición del teatro clásico español sería la figura del ‘gracioso’- se adapta bastante bien a sus características dramáticas y vocales. Su actuación fue vocalmente correcta -si dejamos a salvo alguna de sus personales y habituales brusquedades- y un tanto histriónica en el aspecto dramático; algo que, curiosamente, fue de agradecer pues despertaba la atención, algo dormida en medio de tanta y tan mediocre vocalidad.

Mariola Cantarero tuvo una actuación irregular: su voz tiene un timbre agradable, pero está lastrada por una emisión muy nasal. En su último solo mejoró la percepción del público por el recurso, algo excesivo seguramente, de unos filados realmente meritorios que redondearon no poco su voz.

Como siempre hay que hacer con quien hace un una sustitución de última hora, a Helena Orcoyen hay que agradecerle su disposición. Porque llegó el día anterior al
Helena Orcoyen. Foto, Miguel Ángel Fernández
ensayo pregeneral, con el tiempo justo para aprender sus (escasos) movimientos en escena y su melólogo en castellano. Pero también es cierto que en su actuación como Reina de la Noche demostró que no es lo mismo saberse un papel que ‘tenerlo’. Destaca Arturo Reverter en sus notas al programa que el de Reina de la Noche “es un papel que exige un cumplido virtuosismo y una voz con cuerpo .../... lo que más tarde se entendió como soprano dramática de agilidad”. Baste decir que el viernes, por las causas que fueran, a su voz le faltaron cuerpo y agilidad.

Al Sarastro de David Sánchez le faltó profundidad en el registro grave. Teatralmente hablando, tuvo más hieratismo que la majestad que se le supone al personaje. De los comprimarios, destacó la actuación de Pablo Carballido por voz y buen hacer escénico. Su entrada en escena para el dúo de sacerdotes y el siguiente mutis fueron perfectos por su forma de rodar y por su ritmo. Aunque tal como fue la función en su aspecto vocal cualquiera puede comprender el apresuramiento de su compañero de escena.

Patricia Rodríguez Rico compuso una graciosa Papagena llena de la mejor picardía. El Monostatos de José Manuel Zapata se resintió del mal momento vocal de su intérprete; y del físico: en anteriores representaciones, este guardián del templo trepaba por la red. Las tres damas de la Reina de la Noche actuaron con agradable voz, escaso empaste y casi nulo ajuste. Los tres niños, María Lueiro, Nuria Lemos y Alberto Miguélez-Rouco, cumplieron su cometido. 


Escena final. Foto, Miguel Ángel Fernández
Desde el punto de vista musical, Josep Pons lidió lo mejor que pudo con lo que podríamos llamar las ‘diferentes personalidades métricas y rítmicas’ de algunos de los cantantes, a los que no hubo forma de meter en vereda, con los consiguientes desajustes en entradas yfinales de frase. La Orquesta Sinfónica de Galicia tuvo su buen sonido mozartiano habitual y el Coro de la Sinfónica de Galicia mostró la solidez de su línea ascendente, con perfecta afinación y una gran precisión rítmica. Espléndidas las voces masculinas, por timbre y potencia.

...filtros...
Relataba el maestro Pons en la presentación de la ópera a la prensa una anécdota -no comprobada, como casi todas-. Se dice que Mozart recibía en su lecho de muerte noticia de cada función de La flauta mágica. Por la hora en que llegaba el emisario desde el teatro calculaba el autor el éxito de la representación: cuanto más tarde, más aplausos y más ‘morcillas’ había habido. En el texto en castellano (no he logrado ver quién es la traducción) ha faltado la adaptación a la actualidad local que tenían los diálogos hablados en el singspiel original. Han sobrado filtros y faltado chispa propia.

Sólo se pudo apreciar en este sentido la mención al “Albariño”, morcilla fija ya esde la primera representación de esta producción allá por 2001. Quiza añadió ‘Y de Cambados’, pero faltó una alusión -al menos al Mencía entre los muchos buenos tintos gallegos- cuando Papageno bebe largamente de una interminable copa de tinto. El señor Font, en su próximo viaje por A Coruña,  podrá tener ocasión de aumentar su conocimiento de la insuficientemente conocida vitivinicultura gallega.

...y filtraciones
Parece que vuelve la falta de ética que implica la -llamémosle amalgama- de actividades de organización con la crítica e información. Parece que vuelve –si es que alguna vez se fue- la mala praxis. Y mala praxis es, por ejemplo- filtrar fechas y programas de la próxima temporada sin haber convocado siquiera a los medios a una rueda de prensa.

Rueda de prensa que carecerá del mínimo interés para los medios especializados una vez pisada la noticia. Y más, cuando a lo largo de la temporada –como sucedió en ésta que acaba- se van cayendo del cartel repartos enteros, nombre a nombre. O cuando se cambian fechas, como fue el caso de esta Flauta mágica, prevista en principio para los pasados viernes 19 y domingo 21. 

Para qué asistir y contarlo: ya nos iremos enterando de rectificaciones, cancelaciones y sustituciones.

22 junio, 2015

‘Off Pogorelich’






El sábado 30 de mayo no asistí al concierto de Ivo Pogorelich en el Colón. Ya sé que una negación suena rara como primera frase de una crónica, pero hay momentos en los que uno va allá donde le manda su destino. Decía Espronceda que “Hojas del árbol caídas, juguetes del viento son” y quiso la suerte -o quien corresponda- que ese sábado no tuviera entradas para el concierto de Pogorelich. Un intérprete de tanta y tan grande inquietud artística para unos (entre los que me suelo encontrar, dicho sea de paso), como insoportable para otros , al parecer y exactamente, por la misma causa.

Así las cosas, decidí presentarme en uno de esos conciertos que habitualmente no llegan a la mayoría de los aficionados por celebrarse fuera de los circuitos oficiales y/o comerciales. Dicho y hecho: me fui al Conservatorio Profesional de Música de A Coruña (CPMC), donde se celebraba el estreno de A torre dos sons: un cuento de Arantxa Verbel, musicado por un gran compositor y contrabajista gallego, Simón García, de quien ya había escuchado algunas obras en Internet.

Tras una breve presentación por parte del director del Conservatorio, Jesús López Prado, tomó la palabra la responsable de Dididai, la ONG radicada en A Coruña a la que estaba dedicado en concierto. Dididai nació a partir de la experiencia de algunos de sus fundadores en el mayor centro de acogida de menores de Katmandú (Nepal), donde los niños y niñas con diversidad funcional sufren aún más la falta de recursos humanos y materiales que afecta a todos.

Gracias a Dididai, ‘tres niños con diversidad funcional que nunca habían ido a una escuela acuden diariamente a un centro educativo y de rehabilitación desde junio 
Bal Mandir, Katmandú
© Dididai
de 2010’, como se puede leer en su web. Y un acuerdo entre Dididai, Bal Mandir y un grupo de profesionales sanitarios locales -Self-Help Group for Cerebral Palsy (Grupo de Auto-ayuda para la Parálisis Cerebral)- atienden las necesidades de jóvenes discapacitados de Bal Mandir, en la actualidad nueve jóvenes y niñas, a los que no ha sido posible escolarizar.

Desde octubre estos jóvenes cuentan con el apoyo -financiado por Dididai- de Michele, un educador especial europeo, cualificado y con experiencia. El terremoto del 25 de abril (7,9º en la escala Richter) afectó al centro de Dididai en Katmandú pero, afortunadamente, ‘sus amigos y colaboradores se encuentran bien. Sin embargo, algunos han perdido parientes y muchos sus viviendas, el edificio del orfanato se ha visto afectado y una pared de la Dididai Room se ha derrumbado’. Ahora, dependen de que la NCO, propietaria del orfanato decida sobre reconstruir o no Bal Mandir. Las últimas noticias sobre las actividades de Dididai y la forma de contribuir a su actividad se pueden ver en su web

El concierto se celebró en el auditorio del CPMC y estuvo protagonizado por la propia Arantxa Verbel como narradora, la orquesta sinfónica y el coro del conservatorio, dirigidos por Fernando L. Briones, y contó con la colaboración del grupo de alumnos con necesidades especiales (GACNE) del CPMC, que fue dirigido por su responsable y coordinadora de Grado Elemental, Isabel Gómez Alonso. El Conservatorio de A Coruña es uno de los tres únicos de España que imparte enseñanza musical a  este tipo de alumnos en situación de discapacidad

A Torre dos sons es un bonito cuento que tiene como protagonista a Belulo, un
Belulo Ausente
© Silvia Montes Fernández
niño al que envenenan tras cantar en la fiesta de cumpleaños de su rey. Belulo se duerme en brazos de su madre cayendo en un sopor del que despierta con una grave dificultad de comunicación con su entorno, similar a la que sufren los pacientes con trastornos del espectro autista. Apenados, sus vecinos lanzan al aire globos pidiendo un remedio para su mal, con la esperanza de encontrar alguna respuesta que lo muestre.

Como es de esperar en un cuento infantil, A torre dos sons transcurre por diversos episodios en los que se describe a las personas que intentan remediar el mal de Belulo y los lugares donde éstas habitan. La respuesta de cada uno de ellos es más voluntariosa que eficaz y, al final, el remedio es la combinación de todas las recetas recibidas. Y lo más importante: no es Belulo quien tiene que tomarla sino los que conviven con él, como descubre Bamela. Ésta es una niña que se acerca a él con el cariño, tacto y cuidado imprescindibles y logra que Belulo salga de su ensimismamiento y pronuncie alborozado la palabra mágica.

¡Risa!

Belulo e Bamela
© 
Silvia Montes Fernández
Final feliz y moraleja adecuada de un cuento al que la música incidental de Simón García se adapta como un guante. Sus diez números lo ambientan describiendo o ilustrando con eficacia y belleza las diferentes situaciones y caracteresque aparecen en el cuento, ya en su  introducción, que desde una sensación de suave movimiento, casi de estatismo, crea una sensación de misterio, de expectativa sobre la acción que ha de suceder.

La partitura de García refleja los sucesos y caracteres del cuento con eficacia y hermosa sencillez: en la pompa de su Fanfarria real; en la Nana que escucha Belulo en la voz de su madre (preciosa la incorporación del coro tras el canto de la voz solista); el desenfado del Vals de los globos que suena mientras éstos suben y suben en el cielo en busca de remedio; En las nubes, con la primera intervención del GACNE, muestra el ajetreo de un pueblo de sabios en continuo movimiento; en la ligereza orquestal de Emahó, un pueblo en continua meditación; la valentía percutiva de Neka y la tristeza del Rey por la falta de remedio para Belulo

A torre dos sabios © Silvia Montes Fernández
Sabios en la torre de los sonidos, pieza especialmente compuesta para su interpretación por los alumnos con necesidades especiales, muestra un cierto aire de decepción de los sabios por no encontrar el remedio adecuado. Pero es sólo un momento: la ternura de la Canción de la esperanza y la transformación de aquel ingenuo Vals de los globos en el gran Vals final van a llenar a quien los oye de un sentimiento de alegría y esperanza.

La actuación y de la orquesta y coro del CPMC, dirigidos por Briones, fue doblemente meritoria por el gran esfuerzo que supone preparar un concierto como éste en época de exámenes. Esas pruebas que se multiplican al menos por dos por el dislate de las enseñanzas artísticas en nuestro país. El grupo de alumnos con necesidades especiales, con Isabel Gómez al frente, demostró lo que el mucho trabajo y el buen hacer de padres y profesores puede lograr en estos alumnos.

Fue un concierto en el que las emociones musicales sólo fueron superadas por las puramente humanas. Ahora, toca gozar de unas merecidas vacaciones y reponer fuerzas para la esperada grabación de un disco-libro sobre A torre dos sons, prevista para el próximo otoño. Enhorabuena a todos.