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06 octubre, 2023

Entre Europa y América

 




Dos conciertos a celebrar en el Palacio de la Ópera de A Coruña marcarán el punto de partida de la temporada 2023-2034 de la Orquesta Sinfónica de Galicia. El primero se celebra este viernes 6 de octubre, teniendo lugar el segundo el sábado 7. En ambos conciertos, que comenzarán a las 20.00 horas, la orquesta será dirigida por  su nuevo director titular, Roberto González-Monjas, y actuará como solista de violín Clara Jumi-Kang. 



Orquesta Sinfónica de Galicia Foto OSG


El programa de estos dos conciertos se iniciará con Eleven gates, obra del compositor sueco Anders Hillborg, autor de música sinfónica, coral, de cámara, cinematográfica y popular. De su música dijo Esa-Pekka Salonen, que dirigió el estreno de la obra con la Filarmónica de Los Ángeles en 2006, que en ella se contrastan "lo estático y lo hiperactivo, lo mecánico y lo humano, lo noblemente bello y lo banalmente brutal, lo cómico y lo conmovedor… Casi nunca es sentimental, pero es surrealista en cierto modo, como los Relojes Blandos de Dalí”.

Eleven gates, que la OSG estrena en España, se caracteriza por una notable variedad rítmica y gran riqueza tímbrica, está estructurada en once secciones separadas o no por un breve silencio y es un encargo de la Filarmónica de Los Ángeles, que lo estrenó, dirigida por Salonen, en el Walt Disney Concert Hall el 4 de mayo de 2006.



Clara Jumi-Kang  


Tras Eleven gates Clara Jumi-Kang, nacida en Alemania de familia de músicos y ganadora del Concurso Internacional de Violín de Indianápolis en 2010, tras sus éxitos en el Concurso de Violín de Seúl (2009) y el Concurso de Violín de Sendai (2010), que interpretará el Concierto para violín y orquesta de Jan Sibelius. El compositor finlandés quiso ser violinista y tras su fracaso como tal, su Concierto en re menor, op. 47 parece ser una materialización de sus ensoñaciones de una carrera como intérprete, respondiendo a aquellos deseos y proyectos frustrados.



Roberto González-Monjas  Foto OSG (C) Marco Brogreve 


Tras el descanso, La Sinfónica y su titular abordarán la interpretación de la Sinfonía nº 9 en mi menor, op.95, “Desde el Nuevo Mundo”. Es la obra más conocida del compositor bohemio y fue escrita durante su etapa como director del Conservatorio de Nueva York. La sinfonía está llena de melodías fáciles de reconocer; de esas que el público sale tarareando al final del concierto y su estreno por la Filarmónoca de Nueva York el 16 de diciembre de 1893 fue un clamoroso éxito. Gracias a este y a su pronta edición, las orquestas europeas la adoptaron pronto como cosa propia, obteniendo una gran popularidad que desde entonces no ha terminado de crecer.

 

08 noviembre, 2022

Resplandor y coherencia

 




 

A Coruña, 4 de noviembre, Palacio de la Ópera. Orquesta Sinfónica de Galicia. Eva Gevorgyan, piano. Stéphane Denève, director. Programa: Henri Dutilleux, Métaboles; Serguéi Rajmáninov, Rapsodia sobre un tema de Paganini, op. 43; Guillaume Connesson, Le tombeau des regrets; S. Rajmáninov, Danzas sinfónicas, op. 45. El programa se repitió en el concierto de abono del sábado 5.  Denève lo vuelve a dirigir el miércoles 9 en París, con Kirill Gerstein al piano y la Orchestre Philharmonique de Radio France.

 


El repertorio programado para estos conciertos por Denève y la dirección artística de la OSG destaca por cohesión y coherencia. La cohesión, por la naturalidad con la que se unen las obras en el concierto. La coherencia, de Denève, en el sentido de “actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan”. En este caso, su fe en la música francesa de los siglos XX y XXI y su “apostolado” como difusor de la misma.





Dos obras de autor francés abrieron cada parte del concierto. Dutilleux se tomó su tiempo para escribir Métaboles, un encargo de George Szell de 1959 que el autor escribió entre 1962 y 1964 y no se estrenó hasta 1965. La obra es un magnífico concierto para orquesta de y una las creaciones de Dutilleux más conocidas y valoradas.

La evolución interior de temas y texturas, verdadera esencia de la obra, fue idóneamente trazada y realizada por Denève. Contó para ello con la soberbia colaboración de esta Sinfónica de Galicia que se crece ante los retos semana a semana. Y un reto magnífico, sin duda alguna, es la interpretación de Métaboles. Destacaron por su claridad las transiciones, pasajes como hitos que marcan la esencia de esta obra, y el sonido y fraseo de cada familia instrumental.

Dentro de toda una magnífica interpretación por orquesta y director, dos momentos arrebataron especialmente mi atención. El primero, por su capacidad de evocar ambiente, fue el cuarto movimiento -Torpide, que puede traducirse como ”aletargado”, “tórrido” o sencillamente “tórpido” (que reacciona con dificultad o torpeza).

La versión de Denève, por su juego de luces y sombras, me evocó la sensación de una siesta a la sombra de un bosque en plena canícula. El final, Fambloyant, fue como el despertar de esta siesta con esos sonidos aislados de los vientos-madera desarrollándose desde su inicio hasta el brillante poderío, casi contenida violencia, de sus últimos compases. Desde su principio a su final, Métaboles despertó toda una serie de sensaciones y sentimientos, fruto tanto de su minuciosa creación, del amor por cada detalle de Dutilleux, como de la gran interpretación de Denève y la Sinfónica de Galicia.

Resplandor

Brillante final que encajó como llave en su cerradura con el resplandor (lucimiento, lustre, gloria, nobleza, según la tercera acepción del término en el DLE de la RAE) de una jovencísima pianista, Eva Gevorgyan (Moscú, 15.04.2004,) que dejó atónito a público y músicos tras una actuación llena de brillantez y temprana madurez.

 







 

A estas alturas del s. XXI, a los jóvenes músicos se les supone una técnica rayana en la perfección -paquete que incluye de fábrica la brillantez- como en tiempos se les suponía el valor a los soldados en su ficha de enganche. Gevorgyan la tiene y en grado sumo; más de 50 concursos internacionales de piano lo atestiguan. Pero si por algo destaca la pianista armenia y rusa -tiene las dos nacionalidades, según su biografía oficial- es por una seriedad y profundidad de concepto realmente notables para su edad.

Brillantez y a raudales derrochó en las dos secciones extremas de la Rapsodia sobre un tema de Paganini, pero donde demostró lo que puede dar de sí en el futuro es en la madurez de su versión de la sección central de la obra. Su fraseo y sonido al inicio de la 18ª variación -la más conocida de la Rapsodia por su uso y abuso como música cinematográfica- fueron como una rampa de lanzamiento en la que la serenidad de una cuenta atrás sirviera para impulsar a solista y orquesta en busca de toda la hondura de sentimientos que contiene la partitura de Rajmáninov.

Por entusiasmo y duración, la ovación final del público -esta vez sí- merecía un premio. La joven intérprete concedió dos propinas: la primera fue una espectacular versión de la Polca italiana, del propio Rajmáninov en la que el soberbio legato que había mostrado en la Rapsodia y unas escalas diabólicas por su agilidad y brillantez encendieron las manos del auditorio.

La segunda fue Meditación, la nº 5 de las 12 piezas op. 72 de Chaikovski, una obra introspectiva que Gevorgyan recitó como una oración, pero quizás bastante inconveniente tras el esfuerzo emocional y físico que suponen la Rapsodia y la Polca. Y así, en sus tres trinos finales se pudo apreciar una cierta irregularidad que no restó un ápice de mérito a su actuación sino para aumentarlo tras comprobar que se trataba de un ser humano.

Pues nada, que vuelva. Y pronto; antes de que resulte imposible contratarla.

 



 

Tras el descanso, en el que todo el mundo se hacía lenguas de lo que acababa de presenciar, Denève hizo profesión de su fe en la música francesa de este siglo. Entre las influencias de las que Guillaume Connesson se declara deudor está precisamente Métaboles. Una conexión que no se aprecia en absoluto en Le tombeau des regrets, que se escucha con la atención debida a una obra académica, llena de rigor, pero bastante escasa de emotividad. La decidida y animosa interpretación de Denève y la OSG extrajeron todo su potencial y el público correspondió con sus aplausos, a la espera del último plato fuerte de la noche.





Decidida, animosa y llena de poderío expresivo y matices fue asimismo la versión de director y orquesta de las Danzas sinfónicas, op. 45 y última de Rajmáninov. La orquesta se entregó a la dirección clara, precisa y expresiva del director, con el resultado de una brillante versión de la obra del compositor ruso. Fueron de destacar los solos de dos músicos invitados para este programa: el de saxofón de Alberto García Noguerol y los del violín de Carole Petitdemange como concertino invitada (perdóneseme usar el poco inclusivo masculino, dada la polisemia de “concertina” como pequeño acordeón similar al bandoneón y como cuchilla cortante para impedir el paso en muros, vallas y alambradas).

Gran solista, gran director, gran orquesta, gran concierto. Seguimos.

 

31 octubre, 2022

ORY – SVQ

 





A Coruña, 28 de octubre, Palacio de la Ópera. Orquesta Sinfónica de Galicia. Programa: Manuel de Falla, Noches en los jardines de España; Claude Debussy, Preludio a la siesta de un fauno; Joaquín Turina, Sinfonía sevillana. Pablo Amorós, piano. José Trigueros, director.


Las dio todas…

El concierto del viernes 28 de la Sinfónica proponía un viaje musical del nacionalismo modulado y moderado de Falla al más evidente de Turina, con escala en lo que en realidad era una especie de punto de partida: el impresionismo de Debussy. Tomado todo, claro, con las pinzas de prudencia necesarias para aplicar a la música estos dos términos, impresionismo y nacionalismo, de los que tantas veces se abusa, al menos, según los musicólogos más ortodoxos.

El programa, bien sugerente y lleno de coherencia, tuvo un desarrollo algo irregular, siendo la obra de Falla la más perjudicada. Fue uno de esos casos en los que el solista puede haber dado todas las notas y haber sido fiel a lo que podríamos llamar “la letra” de la partitura. Y Pablo Amorós lo fue.






…pero faltó el espíritu

Ese embrujo nocturno, ese aroma musical como a jazmín o a gardenias, aunque solo sean aquellas dos de Machín, que desprende el piano en las secciones en las que el instrumento se integra en el sonido de la orquesta se echó de menos en la versión de Amorós. Como también la fuerza interior y la luminosidad con la que el instrumento solista relampaguea en sus momentos de mayor protagonismo.

Pero, sobre todo, ese no sé qué, que según géneros y latitudes se llama gracia, duende o “swing” y que se materializa con medios técnicos pero solo a demanda del intérprete con espíritu. Lástima, porque Trigueros supo obtener de la Sinfónica el adecuado ambiente de hermosas veladuras que la caracteriza. Y siempre con el adecuado carácter de nocturno, tanto en los momentos más recogidos como en los de mayor expansión sonora, si bien hubo algún momento puntual de estos con algún leve exceso dinámico.





Tras las Noches, Amorós regaló al público -literalmente: el aplauso no era una petición clara de bis- la canción de la Canción y danza nº 6 de Federico Mompou; solo la canción, como confirmando el dicho (debidamente y maliciosamente deformado): “lo breve, si breve, dos veces breve”. Un “gracias, no tenía que molestarse” pudo ser una contestación cortés pero sincera. Fue aplaudido por el público.

Repuestas fuerzas y recuperado cierto nivel de atención tras el descanso, sonó en el Palacio de la Ópera esa otra obra maestra, axial del llamado impresionismo musical, que es el Preludio a la siesta de un fauno de Debussy. El solo de flauta inicial a cargo de Claudia Walker Moore y el terso sonido de las trompas calentaron en buena parte el ambiente. La calidad de secciones y solistas de la OSG y la claridad de concepto y atención al detalle de Trigueros lograron una versión más que aceptable de la obra, a la que solo pudo faltar ese puntito de concupiscencia que le es inherente desde su origen en la égloga de Mallarmé.  




Y, tras hacer remontar el vuelo a la Sinfónica en el Preludio debussyano, su director asociado la llevó a velocidad de crucero -y con ella la máxima altura- en la Sinfonía sevillana. Una gran claridad de líneas y planos y su fidelidad a los ambientes -y por encima de estos al espíritu- de la obra lograron elevar la reacción del auditorio -y sin dudarlo, de quien esto suscribe- al nivel de entusiasmo. Gracias, Sinfónica; gracias, Trigueros. Por el esfuerzo y por los resultados, porque no fue fácil remontar; pero estos músicos son así de profesionales, así de concienciados y concienzudos.

Ah. El título de esta crítica corresponde a las siglas IATA de los aeropuertos de París- Orly y Sevilla-San Pablo. Por lo del viaje, mayormente.

 

04 diciembre, 2017

Algún día todo dolerá menos






29.11.2017, Madrid, Teatro Español, Sala Margarita Xirgu. Un tercer lugar. Texto y dirección, Denise Despeyroux. Reparto: Jesús Noguero, Tristán; Vanessa Rasero, Cordelia; Giovanni Bosso, Samuel; Sara Torres, Carlota; Pietro Olivera, Ismael; Lorena López, Matilde. Voces en off, Bárbara Lennie y Pablo Messiez. Escenografía, Eduardo Moreno. Iluminación, Pau Fullana, Espacio sonoro, Mariano García. Música, Pablo Despeyorux. Vestuario, Paola de Diego. Fotos, Sergio Parra. Ayudante de dirección, Paula Foncea. Títulos de vídeo, Natalia Moreno. Construcción escenográfica, Proescen. Prendas de confección, Marisa Sánchez. Ambientación de vestuario, María Calderón. Producción, teatro Español.


Denise Despeyroux


La descripción que Denise Despeyrox hace de Un tercer lugar habla de “seis personajes profundamente neuróticos [que] tratan de relacionarse entre sí lo mejor que pueden, y también de amarse lo mejor que pueden...”; que “observan con perplejidad cómo su propia verdad les es arrebatada”; que “en respuesta a su imperiosa necesidad de ser tomados en serio sólo reciben extrañas tergiversaciones y comunicaciones defectuosas” y que “anhelan la posibilidad de un contacto auténtico y una comunicación verdadera; tal vez el descubrimiento de un tercer lugar donde ya no sea necesario esconderse más”.

Un breve recorrido por estos personajes nos pemitirá comprender mejor lo que dice de ellos la propia autora. Carlota es una abogada capaz de decir a sus clientes la verdad más descarnada, como cuando le dice a Samuel “no veo la manera de darle  ni un resquicio de razón por mucho que me estruje el cerebro”. Y también de aprovechar la equivocación de Ismael -recientemente despedido de su empresa y cree que está hablando con su abogada- para sacarle datos a favor de la empresa que lo despidió, para la que en realidad trabaja.

Pietro Olivera (i) Sara Torres (d)


Pero al tiempo es también capaz de orientarle en su situación y su vida personal a través de su visión de la vida y de la filosofía, a la que ella es tan aficionada y que tan lejos está de las inquietudes de Ismael, Éste se verá cada vez más necesitado de ella y de sus consejos a lo largo de la obra y ella se los dará, como cuando le recomienda:  “búsquese una [hermana]. Escoja una mujer a la que amar como una hermana, como a su semejante”.

Matilde es una mujer joven que se gana la vida escribiendo libros de autoayuda bajo seudónimo que no la sacan de su soledad (“No ayuda nada leer los libros de autoayuda que uno escribe”). Ella se siente “fuera de lugar en cualquier parte” y  nunca logra lo que pide a los demás, ni siquiera en el restaurante, encuentra la mejor orientación psicológica en el veterinario de su gata y busca desesperadamente al hombre de su vida. Para ello no duda en consultar incluso a un numerólogo. Y cuando éste le augura que encontrará a tal hombre en un lugar determinado se lanza en su búsqueda como quien se zambulle en la piscina desde un trampolín.

Jesús Noguero (i) Lorena López (d)


Pero la piscina tiene poca agua. Ese hombre es Ismael, quien juzga cada palabra que se le dirige y pone en cuestión todo cuanto sucede a su alrededor. Alguien que se toma todo como un ataque personal y está obsesionado hasta tal punto con su barrio natal –el madrileño distrito de Usera- que desconfía de todo lo que provenga de fuera de éste. Y, claro, de forma muy especial si lo que llega de ese “mundo exterior” es una mujer que, como Matilde,  está dispuesta a hacer de él el gran y definitivo amor de su vida.

La función se abre con con una especie de acoso físico de Tristán -que él cree simpático, romántico y juguetón- hacia Cordelia, su vecina, que también lo es de Samuel. Éste también la acosa pero de forma más sofisticada tecnológicamente: frente al acordeón de Tristán, Samuel la espía con microrrobots dotados de cámara, aprovechando lo que ve para crear ocasiones de encuentro con el pretexto más nimio, como pedirle una pizca de sal para mostrarle la maqueta de “la casa de sus sueños”. En la que por supuesto habrá de ocupar un lugar central Cordelia.

Jesús Noguero


Pese a la descripción de los personajes que hace Despeyroux en el programa, Un tercer lugar es una comedia llena de situaciones que hacen sonreír, incluso reír. El dominio teatral de la autora le permite además llenar la función de poesía: en el carácter de sus seis personajes; en sus diálogos; en las situaciones que viven, que van de la ternura más ingenua a una intensa tensión emocional en lo se ve y en lo que se presiente.

Las hermanas deberían ser obligatorias
Es por ello y por su inesperado final una comedia dramática. En todo su texto y en las situaciones que plantea subyace la profunda necesidad que todos tenemos de hallar ese “tercer lugar”, el del encuentro con nuestros semejantes. Una necesidad tantas veces insatisfecha por no hallar el lugar o, más simple y dolorosamente, por no encontrar a la persona adecuada con quien ocuparlo. Como quizás sería esa hermana, imprescindible a todo hombre en opinión de Carlota (“Las hermanas deberían ser obligatorias” llega a decirle).

Matilde y Carlota son quizás los personajes más atractivos de Un tercer lugar. Lorena López infunde en todo el personaje de Matilde una poesía llena de ternura y de fragilidad. Y lo hace de dentro afuera, con la verdad de quien ha tomado el personaje como algo propio. Y gracias a ello nos hace sentirlo muy profundamente a quienes gozamos su actuación. Sara Torres es una Carlota vitalista a más no poder, manipuladora en el mejor de los sentidos, y que actúa como uno de los centros de gravedad en el escenario de la sala Margarita Xirgu.

Vanessa Rasero (i) Giovanni Bosso (d)


El Ismael de  Pietro Olivera es un ser tierno y frágil que acaba de naufragar en su vida y que busca la salvación en la isla equivocada. Pero tiene ese saber sencillo que le permite acabar aferrándose a los consejos de Carlota como única tabla de salvación en ese naufragio tratando de flotar más allá de la pérdida de su puesto de trabajo. Un buen ejemplo de lo que en mi colegio llamaban “la fe del carbonero” –la de quien no pide ni da razones para creer- pese a los intentos de busca de una lógica por parte de Carlota. Giovanni Bosso hace un Samuel tan creíble como la Cordelia de Vanessa Rasero, pero su personaje es el más prescindible en una obra que  quizás agradecería algún recorte de tiempo y acción.

El espacio escénico diseñado por Eduardo Moreno, iluminación de Pau Fullana, el vestuario creado por Paola de Diego y ambientado por María Calderón con prendas de confección de Marisa Sánchez contribuyen muy positivamente al buen fluir de la representación, junto con el ambiente musical creado por Mariano García y Pablo Despeyroux y los títulos de vídeo de Natalia Moreno.

Los seis personajes, en sus mutuas y respectivas órbitas


Un pequeño Universo humano
El desarrollo de Un tercer lugar es como un mapa descriptivo de un particular Castor a escala humana. Un sistema estelar séxtuple con un extraño mantenimiento de distancias en el equilibrio inestable del subsistema Samuel/Tristán/Cordelia, variablemente centrado en ésta. Y sobre todo con sus propias fuerzas gravitatorias producidas por las masas (los caracteres de cada personaje), con dos de ellos como estrellas predominantes, y por la distancia (amor/rechazo) y la resultante lógica: las diferentes velocidades de caída de Ismael hacia Carlota, suavemente progresiva, y la de Matilde hacia Tristán -irresistible y fatal en todos los sentidos; también en el de “fatum”, hado, destino-.

Y hasta aquí puedo leer sin destripar la obra y su final (quien no la haya visto que no abra los dos enlaces de este párrafo). Un destino que quizás venía marcado desde su primer beso en la biblioteca, cuando Tristán le dice “Jamás un rayo de sol iluminó de esa forma la estantería de literatura asiática... ¿Ves ese rayo de sol sobre Mishima?” y Matilde le contesta “pero si no hay nada más triste que El marinero que perdió la gracia del mar”.

El beso en la biblioteca


Un dato astronómico: una o las dos estrellas que componen Cástor C son estrellas fulgurantes. Propongo a quien esto lee que, una vez vista la obra, elija cuál de los seis parsonaje podría ser cada una de las seis que componen Castor.




02 abril, 2017

Una idea integral e integradora




Esta semana he leído un excelente artículo en el blog de José Luis Méndez Romeu, en el que trata una serie de temas que preocupan desde hace tiempo a cuantas personas estamos inmersas en la vida musical de Galicia. Méndez Romeu, hombre de amplia y profunda visión, trata de forma integral los temas más importantes de la música clásica y la lírica en Galicia, con una seria visión de la situación actual y señalando posibles vías de mejora de la actividad. Tras releer varias veces este artículo y después de lo que he meditado desde hace tiempo sobre la vida musical de Galicia, me he decidido a ofrecer mis impresiones e ideas al respecto.


Conservatorio Superior de Música de Vigo

Conservatorios y orquestas
El primer tema tratado es la integración y coordinación de estructuras, como conservatorios y orquestas financiadas con dinero público. Esta integración permitiría una mejor rentabilización académica y artística de los esfuerzos de estudiantes y profesores. E incluyo aquí como profesores tanto a los de los conservatorios encargados de la formación estrictamente académica, como a tantos miembros de las orquestas públicas cuya vocación docente viene desde hace años trasvasando generosamente su saber a las siguientes generaciones de músicos.
Conservatorio Superior de Música de A Coruña

Éstos podrían colaborar con su buen hacer didáctico a la mejor profesionalización e inserción en el mercado laboral de los alumnos de conservatorios superiores. Ya lo vienen haciendo tanto a título particular como desde la Escuela de Altos Estudios orquestales de la RFG y desde la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia. Hacerlo desde los propios conservatorios conllevaría la “oficialización flexible” de una doble participación: la de alumnos de estos conservatorios en las escuelas y orquestas jóvenes de RFG y OSG y la de los profesores de éstas, otorgando algún tipo de puntuación académica a sus alumnos de los conservatorios.


Alumnos y personal del Conservatorio Superior de Vigo

Tengo aquí presente que la enseñanza oficial se rige por leyes y reglamentos. Pero también por una larga tradición que incluye un cierto corporativismo excluyente, tanto o más difícil de cambiar que esas leyes o reglamentos. La coordinación de la Xunta de Galicia –con plena competencia en ambos campos- debería servir, entre otras cosas, para salvar estos escollos con la asistencia necesaria de técnicos propios y/o ajenos.

Programación de las orquestas públicas
Me permito incidir especialmente en un punto que entiendo de gran importancia, como es la programación de las dos grandes orquestas gallegas, tanto en repertorio como en fechas. Esta viene separándose, incluso divergiendo desde hace ya algunos años de tal forma que se hace necesaria una mínima coordinación para elaborar una programación más colaborativa que competitiva.


OSG con Orquesta y Coro de Niños, Coro Joven y Coro de la OSG

En primer lugar, en la elección de obras a interpretar. No tiene demasiado sentido programar obras totalmente fuera del repertorio adecuado para los efectivos, trayectoria y personalidad sonora de cada formación. Y menos aún si para ello hay que encargar arreglos que sólo puedan desvirtuar la obra original y forzar el trabajo de los músicos.


RFG, Escolania de la Catedral de Santiago y Coro femenino ORCAM

En cuanto a las fechas de los conciertos, se impone también una mejor coordinación de éstas en los programas de abono, que permitiera mayor asistencia de aficionados de la ciudad en la que tiene su sede la otra orquesta, ahora cada vez más escasa. Y más, teniendo en cuenta que el desequilibrio en la presencia de cada una de ellas en la otra ciudad ha crecido hasta el punto de que la RFG ha estado ausente de A Coruña en las dos últimas temporadas de abono de la OSG. Tampoco se puede olvidar las necesidades del resto de cuidades de Galicia, apenas satisfechas actualmente por las visitas de la RFG y la OSG.

Hambre lírica crónica
Hace años, defendí que las iniciativas privadas de asociaciones veteranas como Amigos de la Ópera o las sociedades filarmónicas debían prevalecer sobre la iniciativa oficial, debiendo ser ésta subsidiaria de la privada. La realidad económica vino a quitarme, al menos, parte de la razón cuando hubo de suspenderse la Temporada Lírica de A Coruña. Ésta, edificada sobre los escombros del Festival Mozart y los restos –que ya apenas se tenían en pie económicamente- del Festival de Ópera de A Coruña, estuvo mal cimentada desde su origen.

Es necesario dejar atrás estériles polémicas y ráfagas de disparos periodísticos -prácticamente unidirecccionales y en gran medida nutridas por la munición de intereses personales- contra todo lo que se moviera. En cualquier caso, se impone satisfacer esta “hambre lírica crónica” que venimos padeciendo los aficionados de Galicia. La solución de este estado carencial bien puede pasar por la creación de una verdadera temporada lírica gallega que integrara la iniciativa de la sociedad civil –formada por las distintas asociaciones líricas gallegas- y la financiación y control públicos a lo largo y ancho de toda Galicia.


Il Trovatore en el Palacio de la Ópera de A Coruña (3-5 septiembre 2015)

Los presupuestos de los organismos públicos que financian las actividades musicales se calculan por años naturales; pero las temporadas empiezan tras el verano  para acabar hacia el final de la primavera. Por tanto, un aspecto muy importante a considerar es la necesidad de adaptación de plazos de previsión y ejecución de los desembolsos inherentes a una temporada lírica. Hay que programar con el respaldo de una financiación sólida, basada en presupuestos comprometidos en firme por las administraciones. Esto excluye hacerlo a base de modificativos de crédito, como los que fueron la causa última de los problemas económicos llevaron a la cancelación de la Temporada Lírica de A Coruña.

Leo Nucci y Kari Lynn Johnson con la OSG

Una temporada bien planificada habría de celebrarse en las principales ciudades del país, con la suficiente repetición de títulos en los escenarios más adecuados de cada una de ellas. Esto haría más rentable los esfuerzos necesarios para su consecución: en primer lugar, facilitaría la contratación de cantantes, ya que el número necesario de ensayos para una representación hace bien difícil lograr la presencia de los más grandes para sólo una o dos funciones. Al mismo tiempo, permitiría la posible creación y posterior comercialización de nuevas producciones propias, que debería ir unida a acuerdos de coproducción con otras sociedades o teatros.

La cámara, bien enfocada
La colaboración oficial con las distintas sociedades filarmónicas gallegas, al menos por parte de la RFG y la OSG, parece ir (en cualquier caso, debería hacerlo) por un camino que permita tanto la subsistencia económica de estas sociedades cívicas de tanta tradición y presencia en Galicia como una cierta autonomía en su dirección artística.


Logo de la Sociedad Filarmónica Ferrolana


Festival viene de fiesta
Y finalmente, podemos pensar en ese gran festival de verano que sugiere Méndez Romeu. En mi opinión, debería recuperar iniciativas que tanto y tan gran éxito tuvieron como, entre otros, el Festival Mozart -la mayor fiesta de la ópera clásica nunca celebrada en Galicia- o el Via Stellae, un festival ideado por José Víctor Carou que, nacido desde la música barroca, situó a Santiago entre las principales ciudades de Europa en ese campo, incluida alguna grabación de referencia, como la de la Misa en si menor de Bach por Marc Minkovski y Les Musiciens du Louvre Grenoble.



Algunas de sus ramificaciones, como la música en los claustros, podrían cubrir la presencia del festival en diferentes auditorios singulares durante los días laborables. En otro orden, su sección OFFstellae seguía una línea de diversidad llena de calidad- que cuadraría adecuadamente en la línea de diversificación señalada por Méndez Romeu.

Este festival debe caracterizarse de forma clara: tiene que ser planificado y
Portada del libro del primer Festival Mozart
ejecutado desde la excelencia como camino y meta; debe integrar otras músicas como el jazz, el folclore o la música moderna popular e incluir la presencia y fusión de otras artes escénicas o plásticas. Un festival así daría una excelente proyección exterior a toda la música gallega y a Galicia misma como destino de turismo cultural. 

Hay que aprender de la experiencia. En ese sentido, no debemos olvidar que el Festival Mozart -en sus primeras ediciones dirigidas por Antonio Moral y programando en fines de semana dos óperas y algunos excelentes conciertos-, atrajo aficionados de todas partes de España. Algo que, lógicamente, sólo se puede lograr con programas y artistas de verdadera calidad.

Cultura es vida
Una reflexión final. Los beneficios de la Cultura no son sólo espirituales sino también cuantificables económicamente. Las iniciativas mencionadas por Méndez Romeu, que arriba describo y desarrollo en la medida de mis posibilidades, podrían y -debidamente dirigidas y administradas- deberían ser una verdadera contribución al PIB de Galicia.

Escolares haciendo música

Pero todo esto es sólo la consecuencia de la verdadera Cultura; aquélla que impregna a toda la sociedad. Y ésta únicamente será posible si los ciudadanos tienen acceso a ella, en la medida de las posiblidades de conocimiento a cada edad, desde los primeros años de su vida. Y para eso es necesario que artes y humanidades, junto al estímulo y cultivo de los diferentes tipos de inteligencia, informen y vertebren el currículo escolar y colegial de principio a fin. Porque sólo así se construye una sociedad culta y, como dijo el gran Claudio Abbado, “La cultura engendra riqueza y no al revés”.