22 junio, 2015

‘Off Pogorelich’






El sábado 30 de mayo no asistí al concierto de Ivo Pogorelich en el Colón. Ya sé que una negación suena rara como primera frase de una crónica, pero hay momentos en los que uno va allá donde le manda su destino. Decía Espronceda que “Hojas del árbol caídas, juguetes del viento son” y quiso la suerte -o quien corresponda- que ese sábado no tuviera entradas para el concierto de Pogorelich. Un intérprete de tanta y tan grande inquietud artística para unos (entre los que me suelo encontrar, dicho sea de paso), como insoportable para otros , al parecer y exactamente, por la misma causa.

Así las cosas, decidí presentarme en uno de esos conciertos que habitualmente no llegan a la mayoría de los aficionados por celebrarse fuera de los circuitos oficiales y/o comerciales. Dicho y hecho: me fui al Conservatorio Profesional de Música de A Coruña (CPMC), donde se celebraba el estreno de A torre dos sons: un cuento de Arantxa Verbel, musicado por un gran compositor y contrabajista gallego, Simón García, de quien ya había escuchado algunas obras en Internet.

Tras una breve presentación por parte del director del Conservatorio, Jesús López Prado, tomó la palabra la responsable de Dididai, la ONG radicada en A Coruña a la que estaba dedicado en concierto. Dididai nació a partir de la experiencia de algunos de sus fundadores en el mayor centro de acogida de menores de Katmandú (Nepal), donde los niños y niñas con diversidad funcional sufren aún más la falta de recursos humanos y materiales que afecta a todos.

Gracias a Dididai, ‘tres niños con diversidad funcional que nunca habían ido a una escuela acuden diariamente a un centro educativo y de rehabilitación desde junio 
Bal Mandir, Katmandú
© Dididai
de 2010’, como se puede leer en su web. Y un acuerdo entre Dididai, Bal Mandir y un grupo de profesionales sanitarios locales -Self-Help Group for Cerebral Palsy (Grupo de Auto-ayuda para la Parálisis Cerebral)- atienden las necesidades de jóvenes discapacitados de Bal Mandir, en la actualidad nueve jóvenes y niñas, a los que no ha sido posible escolarizar.

Desde octubre estos jóvenes cuentan con el apoyo -financiado por Dididai- de Michele, un educador especial europeo, cualificado y con experiencia. El terremoto del 25 de abril (7,9º en la escala Richter) afectó al centro de Dididai en Katmandú pero, afortunadamente, ‘sus amigos y colaboradores se encuentran bien. Sin embargo, algunos han perdido parientes y muchos sus viviendas, el edificio del orfanato se ha visto afectado y una pared de la Dididai Room se ha derrumbado’. Ahora, dependen de que la NCO, propietaria del orfanato decida sobre reconstruir o no Bal Mandir. Las últimas noticias sobre las actividades de Dididai y la forma de contribuir a su actividad se pueden ver en su web

El concierto se celebró en el auditorio del CPMC y estuvo protagonizado por la propia Arantxa Verbel como narradora, la orquesta sinfónica y el coro del conservatorio, dirigidos por Fernando L. Briones, y contó con la colaboración del grupo de alumnos con necesidades especiales (GACNE) del CPMC, que fue dirigido por su responsable y coordinadora de Grado Elemental, Isabel Gómez Alonso. El Conservatorio de A Coruña es uno de los tres únicos de España que imparte enseñanza musical a  este tipo de alumnos en situación de discapacidad

A Torre dos sons es un bonito cuento que tiene como protagonista a Belulo, un
Belulo Ausente
© Silvia Montes Fernández
niño al que envenenan tras cantar en la fiesta de cumpleaños de su rey. Belulo se duerme en brazos de su madre cayendo en un sopor del que despierta con una grave dificultad de comunicación con su entorno, similar a la que sufren los pacientes con trastornos del espectro autista. Apenados, sus vecinos lanzan al aire globos pidiendo un remedio para su mal, con la esperanza de encontrar alguna respuesta que lo muestre.

Como es de esperar en un cuento infantil, A torre dos sons transcurre por diversos episodios en los que se describe a las personas que intentan remediar el mal de Belulo y los lugares donde éstas habitan. La respuesta de cada uno de ellos es más voluntariosa que eficaz y, al final, el remedio es la combinación de todas las recetas recibidas. Y lo más importante: no es Belulo quien tiene que tomarla sino los que conviven con él, como descubre Bamela. Ésta es una niña que se acerca a él con el cariño, tacto y cuidado imprescindibles y logra que Belulo salga de su ensimismamiento y pronuncie alborozado la palabra mágica.

¡Risa!

Belulo e Bamela
© 
Silvia Montes Fernández
Final feliz y moraleja adecuada de un cuento al que la música incidental de Simón García se adapta como un guante. Sus diez números lo ambientan describiendo o ilustrando con eficacia y belleza las diferentes situaciones y caracteresque aparecen en el cuento, ya en su  introducción, que desde una sensación de suave movimiento, casi de estatismo, crea una sensación de misterio, de expectativa sobre la acción que ha de suceder.

La partitura de García refleja los sucesos y caracteres del cuento con eficacia y hermosa sencillez: en la pompa de su Fanfarria real; en la Nana que escucha Belulo en la voz de su madre (preciosa la incorporación del coro tras el canto de la voz solista); el desenfado del Vals de los globos que suena mientras éstos suben y suben en el cielo en busca de remedio; En las nubes, con la primera intervención del GACNE, muestra el ajetreo de un pueblo de sabios en continuo movimiento; en la ligereza orquestal de Emahó, un pueblo en continua meditación; la valentía percutiva de Neka y la tristeza del Rey por la falta de remedio para Belulo

A torre dos sabios © Silvia Montes Fernández
Sabios en la torre de los sonidos, pieza especialmente compuesta para su interpretación por los alumnos con necesidades especiales, muestra un cierto aire de decepción de los sabios por no encontrar el remedio adecuado. Pero es sólo un momento: la ternura de la Canción de la esperanza y la transformación de aquel ingenuo Vals de los globos en el gran Vals final van a llenar a quien los oye de un sentimiento de alegría y esperanza.

La actuación y de la orquesta y coro del CPMC, dirigidos por Briones, fue doblemente meritoria por el gran esfuerzo que supone preparar un concierto como éste en época de exámenes. Esas pruebas que se multiplican al menos por dos por el dislate de las enseñanzas artísticas en nuestro país. El grupo de alumnos con necesidades especiales, con Isabel Gómez al frente, demostró lo que el mucho trabajo y el buen hacer de padres y profesores puede lograr en estos alumnos.

Fue un concierto en el que las emociones musicales sólo fueron superadas por las puramente humanas. Ahora, toca gozar de unas merecidas vacaciones y reponer fuerzas para la esperada grabación de un disco-libro sobre A torre dos sons, prevista para el próximo otoño. Enhorabuena a todos.



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