El sábado 30 de mayo no asistí al concierto
de Ivo Pogorelich en el Colón. Ya sé que una negación suena rara como
primera frase de una crónica, pero hay momentos en los que uno va
allá donde le manda su destino. Decía Espronceda que “Hojas del árbol
caídas, juguetes del viento son” y quiso la suerte -o quien corresponda- que
ese sábado no tuviera entradas para el concierto de Pogorelich. Un intérprete
de tanta y tan grande inquietud artística para unos (entre
los que me suelo encontrar, dicho sea de paso), como insoportable para otros ,
al parecer y exactamente, por la misma causa.
Así las cosas, decidí
presentarme en uno de esos conciertos que habitualmente no llegan a la mayoría
de los aficionados por celebrarse fuera de los circuitos oficiales y/o
comerciales. Dicho y hecho: me fui al Conservatorio Profesional de Música de A
Coruña (CPMC), donde se celebraba el estreno de A torre dos sons: un cuento de Arantxa Verbel, musicado por un gran
compositor y contrabajista gallego, Simón
García,
de quien ya había escuchado algunas obras en Internet.
Tras una breve
presentación por parte del director del Conservatorio, Jesús López Prado, tomó
la palabra la responsable de Dididai, la ONG radicada en A Coruña a la que
estaba dedicado en concierto. Dididai nació a partir de la experiencia de
algunos de sus fundadores en el mayor centro de acogida de menores de Katmandú
(Nepal), donde los niños y niñas con diversidad funcional sufren aún más la
falta de recursos humanos y materiales que afecta a todos.
Gracias a Dididai, ‘tres
niños con diversidad funcional que nunca habían ido a una escuela acuden
diariamente a un centro educativo y de rehabilitación desde junio
Bal Mandir, Katmandú © Dididai |
de 2010’, como
se puede leer en su web.
Y un acuerdo entre Dididai, Bal Mandir y un grupo de profesionales sanitarios
locales -Self-Help Group for Cerebral Palsy (Grupo de Auto-ayuda para la Parálisis
Cerebral)- atienden las necesidades de jóvenes discapacitados de Bal Mandir, en
la actualidad nueve jóvenes y niñas, a los que no ha sido posible escolarizar.
Desde octubre estos
jóvenes cuentan con el apoyo -financiado por Dididai- de Michele, un educador
especial europeo, cualificado y con experiencia. El terremoto del 25 de abril (7,9º
en la escala Richter) afectó al centro de Dididai en Katmandú pero,
afortunadamente, ‘sus amigos y colaboradores se encuentran bien. Sin embargo, algunos
han perdido parientes y muchos sus viviendas, el edificio del orfanato se ha
visto afectado y una pared de la Dididai Room se ha derrumbado’. Ahora, dependen
de que la NCO, propietaria del orfanato decida sobre reconstruir o no Bal
Mandir. Las últimas noticias sobre las actividades de Dididai y la forma de
contribuir a su actividad se pueden ver en su web.
El concierto se
celebró en el auditorio del CPMC y estuvo protagonizado por la propia Arantxa
Verbel como narradora, la orquesta sinfónica y el coro del conservatorio, dirigidos
por Fernando L. Briones, y contó con la colaboración del grupo de alumnos con
necesidades especiales (GACNE) del CPMC, que fue dirigido por su responsable y coordinadora
de Grado Elemental, Isabel Gómez Alonso. El Conservatorio de A Coruña es uno de
los tres únicos de España que imparte enseñanza musical a este tipo de alumnos en situación
de discapacidad.
A Torre dos sons es un bonito cuento que tiene como
protagonista a Belulo, un
niño al que envenenan tras cantar en la fiesta de
cumpleaños de su rey. Belulo se duerme en brazos de su madre cayendo en un
sopor del que despierta con una grave dificultad de comunicación con su
entorno, similar a la que sufren los pacientes con trastornos del espectro autista.
Apenados, sus vecinos lanzan al aire globos pidiendo un remedio para su mal,
con la esperanza de encontrar alguna respuesta que lo muestre.
Belulo Ausente © Silvia Montes Fernández |
Como es de esperar
en un cuento infantil, A torre dos sons
transcurre por diversos episodios en los que se describe a las personas que
intentan remediar el mal de Belulo y los lugares donde éstas habitan. La
respuesta de cada uno de ellos es más voluntariosa que eficaz y, al final, el
remedio es la combinación de todas las recetas recibidas. Y lo más importante:
no es Belulo quien tiene que tomarla sino los que conviven con él, como
descubre Bamela. Ésta es una niña que se acerca a él con el cariño, tacto y
cuidado imprescindibles y logra que Belulo salga de su ensimismamiento y
pronuncie alborozado la palabra mágica.
¡Risa!
Belulo e Bamela © Silvia Montes Fernández |
Final feliz y
moraleja adecuada de un cuento al que la música incidental de Simón García se
adapta como un guante. Sus diez números lo ambientan describiendo o ilustrando
con eficacia y belleza las diferentes situaciones y caracteresque aparecen en
el cuento, ya en su introducción, que
desde una sensación de suave movimiento, casi de estatismo, crea una sensación
de misterio, de expectativa sobre la acción que ha de suceder.
La partitura de
García refleja los sucesos y caracteres del cuento con eficacia y hermosa
sencillez: en la pompa de su Fanfarria
real; en la Nana que escucha
Belulo en la voz de su madre (preciosa la incorporación del coro tras el canto
de la voz solista); el desenfado del Vals
de los globos que suena mientras éstos suben y suben en el cielo en busca
de remedio; En las nubes, con la
primera intervención del GACNE, muestra el ajetreo de un pueblo de sabios en
continuo movimiento; en la ligereza orquestal de Emahó, un pueblo en continua meditación; la valentía percutiva de Neka y la tristeza del Rey por la falta
de remedio para Belulo
A torre dos sabios © Silvia Montes Fernández |
Sabios en la torre de los sonidos, pieza especialmente
compuesta para su interpretación por los alumnos con necesidades especiales,
muestra un cierto aire de decepción de los sabios por no encontrar el remedio
adecuado. Pero es sólo un momento: la ternura de la Canción de la esperanza y la transformación de aquel ingenuo Vals de los globos en el gran Vals final van a llenar a quien los oye
de un sentimiento de alegría y esperanza.
La actuación y de la
orquesta y coro del CPMC, dirigidos por Briones, fue doblemente meritoria por
el gran esfuerzo que supone preparar un concierto como éste en época de exámenes.
Esas pruebas que se multiplican al menos por dos por el dislate de las
enseñanzas artísticas en nuestro país. El grupo de alumnos con necesidades
especiales, con Isabel Gómez al frente, demostró lo que el mucho trabajo y el
buen hacer de padres y profesores puede lograr en estos alumnos.
Fue un concierto en
el que las emociones musicales sólo fueron superadas por las puramente humanas.
Ahora, toca gozar de unas merecidas vacaciones y reponer fuerzas para la
esperada grabación de un disco-libro sobre A
torre dos sons, prevista para el próximo otoño. Enhorabuena a todos.
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