El viernes día 22 de
mayo, la Orquesta Sinfónica de Galicia celebró el último concierto de abono de
la temporada 2014–2015. En la primera parte del programa, un arreglo para
metales de las Vísperas de la beata
Virgen, de Claudio Monteverdi, y Let
me tell you, obra para soprano y orquesta de Hans Abrahamsen. Para la
segunda, la monumental Pinos de Roma,
de Ottorino Respighi, que tocó con el refuerzo de numerosos miembros de la
Orquesta Joven.
Tengo por norma no
hacer crítica de ningún concierto en el que haya colaborado, por lo que tampoco la
haré de éste, ya que escribí las notas al programa. En su lugar, para quienes
no pudisteis leerlas en su momento y especialmente para quienes no asististeis
al concierto, publico hoy una parte de ellas, la correspondiente a la obra de Monteverdi,
dejando para próximas entradas las obras de Respighi y de Abrahamsen, Let me tell you, obra esta última que la
OSG y Dima Slobodeniouk estrenaban en España.
Claudio Monteverdi
Monteverdi es
considerado como el mayor autor de madrigales, con nueve libros dedicados al
género. Escribió los cuatro primeros en el estilo polifónico tradicional, prima prattica, que combinaba la
escritura homófona con la contrapuntística de cinco voces, aunque usando muy libremente
armonía y disonancias. A partir del quinto libro evolucionó hacia la llamada seconda prattica, llegando a cotas
técnicas nunca antes alcanzadas: escribe para cinco o seis voces y la música se
subordina a la expresión emocional del texto poético [1] en franca evolución
hacia el teatro musical, género que cultivó con éxito. En este sentido, L’Orfeo
[2] no deja de ser el
resultado final de una evolución del género madrigalesco dirigida al teatro
musical, la ópera en este caso.
Vísperas de la Beata Virgen
Aunque Monteverdi
consideraba que la prima prattica era
adecuada para música sacra y la seconda
para el madrigal, donde era esencial poder expresar las líneas emocionales del
texto, en las Vísperas utiliza ambas
técnicas, de tal modo que son un lejano
precedente de la emoción espiritual expresada en los coros y las arias de las Pasiones de Bach. La obra, publicada en
Venecia en 1610, es de un tamaño monumental y conlleva una gran dificultad de
ejecución, requiriendo un coro de tamaño y calidad suficientes como para
afrontar hasta diez diferentes partes vocales. Monteverdi, con gran sentido
práctico, no especifica los instrumentos de ripieno
del acompañamiento (lo que hoy llamamos tutti),
permitiendo así a cada director adaptarse a los efectivos disponibles. Sí incluye,
en cambio, partes a solo para violín y para corneta y dos versiones del Magnificat final, en función de los
efectivos disponibles.
Dima Slobodeniouk y metales de la OSG/OJSG (foto cedida por la OSG, © Pablo Rodríguez) |
La obra
completa se estructura sobre varios textos bíblicos usados en la
liturgia de diferentes fiestas marianas de la iglesia católica. Su estructura es
la tradicional, que incluye un Introito
(apertura con versículo, que en este caso utiliza elementos de la introducción de L’Orfeo), una sucesión de cuatro salmos
–seguido cada uno por un motete, excepto el quinto que lo es por una sonata-,
el himno Stella maris y el Magnificat; éste, en las dos versiones
arriba citadas.
El arreglo para
metales incluye cinco partes del original: el Introito (Deus in Adjutorium);
el salmo 126 (Nisi Dominus); el himno
Ave Maris Stella; el Salmo 147 (Lauda Jerusalem) y el Sicut erat in principium que forma parte
del primer número. Se creó para su interpretación por el grupo Canadian Brass
junto a solistas invitados de la New York Philharmonic y la Boston Symphony. El
conjunto instrumental está compuesto por tres coros de metales, constituido
cada uno por dos trompetistas que usan instrumentos de diferente afinación –si
bemol, mi bemol, y piccolo (trompeta
barroca)-, trompa en fa, trombón y tuba (el tubista del tercer coro usa también
bombardino).
[1] Monteverdi consideraba a este
respecto que "las palabras son dueñas de la armonía, no esclavas".
[2] L’Orfeo, considerada como una de las primera ópera de la
historia, fue estrenada en la corte de Mantua en el carnaval de 1607 y es escrita
como competencia con la Euridice de
Jacopo Peri de 1600.
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