SON FUTURO, programa educativo de la
Sinfónica de Galicia, ha celebrado el el Teatro Rosalía Castro una serie de
conciertos didácticos con el título A
frauta máxica no maxín, que el viernes 5 ha finalizado, como es costumbre,
con un ‘concierto en familia’, abierto al público. Se trata de un espectáculo
musical de teatro y títeres basado en el singspiel
de Mozart Die Zauberflöte (La flauta
mágica), con producción de Os Monicreques de KUKAS y música a cargo del
quinteto de viento Zoar Ensemble.
Zoar Ensemble Foto, Cris Andina |
A frauta máxica no maxín fue estrenada en enero, en la sala de cámara del Palacio
de la Ópera de A Coruña, por ‘Ópera en familia’, la actividad dirigida a los
más pequeños por la Temporada Lírica de A Coruña, que organizan Amigos de la
Ópera y el Consorcio para la Promoción de la Música. Transcribo el texto que
escribí sobre aquel concierto para el diario El País, que no pudo publicarse en
su momento y que, salvo alguna puntualización, sigue siendo válido para esta
ocasión, incluido titular y subtítulo.
En busca de nuevos aficionados a la
ópera
Gran calidad desde el
punto de vista teatral y musical en el espectáculo de Kukas y Zoar
“La sala de cámara
presentaba un lleno absoluto y a la hora de comienzo de la función hubo incluso
varias personas que no lograron asiento. La algarabía habitual cedió paso al
silencio cuando, en una breve introducción teatral, se encendieron las luces
del escenario e hizo su aparición el personaje de Mozart, recibiendo a Emanuel Schikaneder, el libretista de La Flauta, quien le ofrece su trabajo.
Todo ello, con el punto de comicidad e
histrionismo imprescindible para captar eficazmente la atención de los
más pequeños.
La interpretación de la obertura por Zoar Ensemble fue recibida
con aplausos
porel público infantil, que siguió vivamente una trama bien
actuada por Jorge Casas (Mozart) y los títeres de hilos de Kukas. El movimiento
escénico fue lo suficientemente bien diseñado y actuado para mantener la
atención captada; y Casas, que cuajó una
gran actuación como Mozart y como narrador, supo hacer crecer la comunicación
con el público infantil. Un público difícil, que a la mínima puede “irse del
partido” pero que se entrega cuando, como el domingo en el palacio de la Ópera,
se le da un espectáculo de calidad.
Jorge Casas como Mozart-Narrador Foto cedida por Zoar Ensemble |
Y calidad hubo tanto desde el punto de vista teatral como, muy notablemente, desde el musical y los
componentes de Zoar –Álex Salgueiro, fagot; David Villa, oboe; Antonio Suárez,
clarinete; Juan Ibáñez, flauta, y Benjamín Iglesias, trompa– tocaron con el
rigor y entrega que los caracteriza. Su
implicación en la función les llevó a interactuar con Casas en más de una
ocasión e incluso a hacerlo en un simpático desfile por el escenario tocados con
unas graciosas y expresivas caretas de papel a modo de gorros. Un modo
particularmente apropiado de trabajar gozando y haciendo gozar de los arreglos
de Joachim Linckelmann, Guido Schäfer y el propio Álex Salgueiro sobre la
música de Mozart.
Papageno-Papagena de Kukas Foto cedida por la OSG |
El espectáculo solo tuvo un pero: la decisión de Papageno de
ahorcarse cuando se cree abandonado por Papapagena es realmente inapropiada
para el público infantil. La presencia de la horca en la que se iba a suicidar
y el texto que se hace leer al narrador provocaron la pregunta de muchos niños,
la estupefacción de sus padres y la turbación de más de uno de estos. Un
detalle perfectamente prescindible para este público como, por otra parte,
tantos otros pasajes musicales y dramáticos que fueron suprimidos para la ocasión”.
Sobre la función del viernes 5 en el
Rosalía, cabe comentar que Zoar Ensemble mantuvo la calidad musical y que tanto
Jorge Casas como los títeres de Kukas hicieron lo propio con su trabajo. Pero
también hay que añadir que el ámbito de un teatro a la italiana hace perder
gran parte de la comunicación lograda en la sala de cámara del Palacio de la
Ópera. Esto, que sucede en parte por la distancia, es agravado por la total
ausencia de iluminación en la platea, que divide el teatro en dos ámbitos, uno para
los intérpretes y otro para el público.
Esto es algo que prácticamente impidió la
interacción entre el actor y los niños, base del teatro de títeres para niños y
que abundó en la representación de enero en el Palacio de la Ópera. Tanto
que mientras en éste fueron aplaudidas todas y cada una de las intervenciones
de ZOAR –desde la obertura a la conclusión-, el único aplauso que sonó el
viernes en el Rosalía fue -y más corto de lo merecido por músicos y
titiriteros- al finalizar la representación.
La ley de acción y reacción de Newton afirma que si un cuerpo actúa sobre otro con una fuerza (acción), este reacciona contra aquél con otra fuerza de igual valor y dirección, pero de sentido contrario (reacción).
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