...o El
Picasso Stravinskiano, que tanto da. El Museo de Belas Artes de A Coruña ha
organizado la exposición O
primeiro Picasso, en la que se ha conmemorado el 120º aniversario de la
primera exposición del pintor malagueño, celebrada precisamente en A
Coruña. O primeiro Picasso ha
reunido algunos de aquellos primeros trabajos, creados por el pintor malagueño
durante su estancia en la ciudad. En paralelo a
esta exposición, el Museo ha celebrado un ciclo de
cinco conciertos dedicados al genio del cubismo, a modo de ‘repaso de las
relaciones que, de alguna forma, se establecieron entre Picasso y la música’.
Relación que viene dada tanto por su colaboración pintando decorados para obras
escénicas de Satie, Falla, Stravinski o Milhaud (entre 1917 y 1924), como por
su afición a la música popular.
La exposición cerraba
sus puertas el domingo 24 de mayo, día en el que el Museo organizó el último de
los conciertos, un recital dedicado a la música de Ígor Stravinski. A cargo del
mismo, Atlantis Piano Duo,
grupo formado por Sophia Hase y Eduardo Ponce. Esta pareja de pianistas,
catedráticos ambos del
Atlantis Piano Duo |
Conservatorio Superior de Música de Salamanca, ya dejó la impronta de su
buen hacer en sus diferentes actuaciones en A Coruña. Valgan como muestra
aquella versión absolutamente memorable de Siete visiones del Amén, de Messiaen, en un concierto de la Sociedad
Filarmónica de A Coruña (13.12.2011), y su última aparición ante el público coruñés,
en este mismo escenario del Museo de Belas Artes,
cuando dieron ocasión al público coruñés de gozar de grandes versiones con
obras o versiones a cuatro manos de Bartók y Stravinski.
Y si en 2014 fue La consagración de la primavera, este
último concierto del ciclo dedicado a Picasso se inició con la Suite Pulcinella, cuyos primeros
decorados fueron creados precisamente por Picasso. El concierto finalizó con la
versión para piano a cuatro manos de El
pájaro de fuego. Tanto en una como en otra obra, Atlantis Piano Dúo volvió
a mostrar su perfecta coordinación y su maestría en la interpretación
pianística de obras sinfónicas.
Ponce evocó en la
Berceuse el sonido orquestal de los primeros compases de la obra. Y, en los pasajes a cuatro de Petrushka, ambos intérpretes hicieron que se
pudiera apreciar el gran poderío sonoro y todos los matices de la composición original. La
versión de Atlantis Piano Dúo tuvo además todo el poder de evocación dramática
de la obra que Stravinski creó para Les
ballets russes de Diaguilev. Entre Pulcinella
y El pájaro de fuego interpretaron una
serie de obras –menores sólo en duración y quizás más ligeras de concepto-, en
las que Hase y Ponce deleitaron al público, como los grandes maestros que son,
demostrando que no hay música pequeña cuando ésta está en manos de un gran
intérprete.
Las manos de Atlantis |
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