10 febrero, 2016

El dedo y la Luna (ossia, Lacasa y las causas)






Palacio de la Ópera A Coruña

Como en el viejo dicho, ha vuelto a pasar: cuando alguien señala la Luna con el dedo siempre habrá quien solo vea el dedo en vez de mirar el astro. Unas  veces, porque hay quien no es capaz de ver más allá de lo cercano y aparente. Otras, porque hay quien desvía, precisamente hacia el dedo, la atención de los que miran; tal vez porque no le interese que los demás vean la Luna. Y es que ésta oculta, con el hechizo de su brillo y el amable aspecto de carita gordinflona, la total ausencia de una atmósfera y la tremenda aridez de su superficie llena de cráteres.

Andrés Lacasa -gerente del Consorcio para la Promoción de la Música- decidió a primeros de enero la cancelación de la Temporada Lírica de A Coruña, que organizaba el Consorcio con la dirección artística de Amigos de la Ópera. A partir de ese momento, se convirtió en el dedo al que muchos miraron -algunos por desconocimiento de la estructura y responsabilidades dentro del Consorcio y otros por ver dañados su interés o sus intereses de diferente grado por la ópera-. No vieron la luna señalada: una Temporada Lírica que ha programado grandes títulos –con protagonistas de primera fila y repartos a veces algo irregulares-, algunos recitales y conciertos realmente interesantes y otros basados solo en el reclamo de figuras de relumbrón. 

La decisión adoptada por el Consorcio era seguramente la única posible dadas las circunstancias porque, como declaraba el propio Lacasa en la entrevista publicada en El País y se explica en el siguiente párrafo, ha estado mal planteada de origen desde el punto de vista administrativo y financiero con la aquiescencia -y esto es lo grave- de unas administraciones que han detraído fondos o se han echado atrás en cuanto han tenido que dar la cara con algo más que palabras.


Ayuntamiento de A Coruña

Los acontecimientos relativos a la música culta que se han sucedido desde el pasado verano a estas fechas de Carnaval en A Coruña han demostrado el escaso interés real que la Cultura tiene para los políticos. Durante el mes de agosto, el Concello de A Coruña emitió un modificativo de crédito por el que detrajo del Consorcio para la Promoción de la Música 600.000 euros, que destinó a la contratación de espectáculos para las Fiestas de María Pita. El pasado 2015 acabó sin que la Diputación Provincial hubiera pagado al Consorcio 450.000 euros de los 900.000 comprometidos en dos convenios destinados a financiar la Temporada Lírica.

Ante estas circunstancias, el gerente del Consorcio, Andrés Lacasa, tomó en enero la decisión arriba citada: cancelar la venta de las entradas para la Temporada Lírica en una comunicación a Amigos de la Ópera que fue hecha pública por esta asociación en una nota del 9 de enero enviada “a todos los medios”. De esta noticia también dio cuenta, ese mismo día, la web de El País.

Otros periódicos reprodujeron la nota de Amigos de la Ópera y a partir de ese momento se desencadenó la publicación en la prensa diaria y especializada de toda una serie de análisis -alguno sin ningún dato pero lleno de juicios de valor-, entrevistas y noticias, algunas de ellas bastante entreveradas de opinión. También hubo un manifiesto de cantantes gallegos y nacionales que desembocó en la organización de un Concerto pola lírica de más de tres horas de duración, celebrado el miércoles 3 de febrero, que agotó las localidades del Teatro Rosalía Castro. En él, además de la actuación de alrededor de más de una veintena  de cantantes gallegos y de otros puntos de España, se reprodujeron grabaciones y vídeos de solidaridad de una serie de grandes cantantes nacionales e internacionales.

Es evidente que los recursos propios de Amigos de la Ópera no le permiten ni siquiera organizar un festival, tal como  que venía haciendo hasta la creación de la Temporada Lírica. Si el antiguo Festival de Ópera de A Coruña aumentó el número de actividades a partir del cambio de directiva de hace alrededor de una década fue precisamente por el más que sustancial aumento de presupuesto por la aportación de fondos públicos. Su labor de mera planificación artística de la Temporada Lírica -que ha ido creciendo en calidad en en estos últimos años gracias a la aportación de fondos de las Instituciones- debe estar, sin embargo, encuadrada en el realismo de una financiación posible y estable.

A todo esto -y con los presupuestos del Concello sin aprobar-, se conoce que el borrador de las estas cuentas anuales redactado por la Marea Atlántica para el concello de A Coruña prevé un monto de 3.700.000 euros para el Consorcio. Esto supondría un incremento de 500.000 sobre el presupuesto del año pasado, que parece querer enjugar en parte los 600.000 detraídos para las fiestas de agosto. La aprobación de este presupuesto está pendiente de negociación con el PSOE, partido que, en la persona de Valentín González, preside la Diputación Provincial. 



Diputación de A Coruña y monumento a Curros Enríquez

La vicepresidenta de ésta, Goretti Sanmartín, no acudió “por problemas de agenda” a una cita del 26 de enero a la que se había convocado a representantes de Amigos de la Ópera, Concello, Diputación y Xunta de Galicia. La Diputación ha manifestado la intención de recortar los fondos previstos para 2016 en aproximadamente un 50% sobre los que en su momento se presupuestaron para 2015, de los que, como arriba queda dicho, aún falta por abonar la mitad. Todo ello, supeditado a que el programa tenga una “garantía de continuidad gracias a un acuerdo equilibrado entre las partes”.

Es urgente que las instituciones acuerden un proyecto integral de música culta a medio y largo plazo. Esta mañana he escuchado en Radio Coruña (Cadena SER) la noticia de que el Ayuntamiento de A Coruña ha convocado una reunión de las partes implicadas en la Temporada lírica. Ayer domingo, mientras redactaba estas líneas, vi reproducido en una red social un suelto de prensa según el cual el presidente de la Xunta manifiesta -en carta a la presidenta de Amigos de la Ópera fechada el 4 de febrero- su compromiso con la Temporada Lírica que “se concretará de acuerdo con las aportaciones del resto de las Administraciones implicadas”.


Xunta de Galicia, Edificios administrativos de San Caetano
(Santiago de Compostela)

Esto parece estar en el buen camino; si se lleva a cabo, naturalmente. Porque la realización de algo tan complejo y delicado como una temporada lírica no puede depender de que los representantes de las Administraciones esperen el envite de los demás para llevarse la mano. Esto no es una carrera ciclista de velocidad en velódromo, con una primera parte muy lenta, en la que los corredores llegan incluso a detenerse para superar finalmente al contrario lanzando el esprint en las condiciones más ventajosas para el que espera. Aquí no se trata de ver quien arranca el último para llevarse esa medalla tan del gusto de los políticos. Se trata de respeto a la Cultura y a la ciudadanía.

Está claro que el modelo de financiación de la Temporada Lírica –a base de modificativos de crédito- no ha funcionado. Se hace imprescindible una mínima armonización en el tiempo de los presupuestos anuales de las instituciones políticas y los de una temporada que bien puede pasar a concebirse por años naturales. Pero también es necesario un compromiso de las instituciones con la música culta y para ello se impone replantear la estructura del Consorcio para la Promoción de la Música.

Quizás sería aventurado pedir algo que se asemejara al Consorcio de Santiago, dados sus diferentes fines por historia y patrimonio arquitectónico. Pero es urgente que las instituciones, en los  cuatro niveles de la Administración del Estado, acuerden un proyecto integral de música culta a medio y largo plazo que permita armonizar cuantitativa y cronológicamente la realización en este campo de una verdadera política cultural digna de tal nombre. Y eso solo se puede lograr integrando la cultura -desde la popular a la más cultivada- a todos los niveles administrativos y ejecutivos. En pleno siglo XXI, esta diferenciación de culturas, su segregación por capas de diferente altura, no es justificable ni tiene más sentido que el deseo de una falsa diferenciación de ideales políticos en función de intereses partidistas y electorales.

1 comentario:

  1. ¿Acaso los gallego-pensantes no se dieron cuenta todavía de que -en la realidad, no en las palabras- la cultura ahora mismo está en manos del voluntariado? Pruebe cada cual, desde cualquier campo del arte o de la cultura, dar a conocer o querer compartir con el público su aportación personal y verá que -de lograrlo- el hacerlo de forma gratuita y desinteresada se convertirá en favor excepcional por parte de las autoridades a quienes concierne fomentar y apoyar cualquier iniciativa que técnicamente tenga un valor artístico o cultural indudable.
    Si acoger en centros públicos cualquier manifestación cultural gratuita de calidad es un exceso, podemos imaginar lo que será destinar parte del presupuesto a un sector que -si no es rentable electoralmente- no deja de considerarse, en el mejor de los casos, un mero adorno.
    Si encima de no interesar, la cultura es arma arrojadiza para agredir al rival...

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