La
Programación Lírica de A Coruña ha venido celebrando los tres últimos años
(2014-16) un 'Curso de Interpretación Vocal', dirigido hasta su fallecimiento por Alberto Zedda
(1928-2017). La humildad franciscana del maestro milanés
y su hercúlea capacidad de trabajo, siempre al servicio de la música,
transmitían a los alumnos su inagotable energía. El contacto de ésta con
la de los jóvenes alumnos producía una sinergia que
retroalimentaba el proceso de forma enormemente productiva. El concierto final de sus cursos, valga como ejemplo el de 2015, suponía para todos o
casi todos los alumnos del curso una valiosa ocasión de mostrar en público los
avances logrados en él; con el beneficio añadido de lo que curte una
actuación así de cara a futuras audiciones y actuaciones.
Alumnos del Curso de Interpretación Vocal de 2014, junto a la maestra Orlova Foto Miguel Ángerl Fernández |
Tras el fallecimiento de
Zedda (que no desaparición: el maestro estará siempre presente en el recuerdo
de los amantes de la lírica), los responsables de Amigos de la Ópera de A
Coruña buscaron la forma de darle continuidad. En la programación de este año
se anunció que la gran soprano Renatta Scotto -calificada como “una de las
últimas grandes divas del siglo XX, posiblemente la cantante de ópera más
influyente de la posguerra junto con Maria Callas”- se haría cargo del curso.
Alberto Zedda, en su mesa de trabajo, durante un Curso de Interpretación Vocal |
Quienes aspiraran a
participar en este curso debían mandar a Amigos de la Ópera una grabación. La
selección de alumnos se hizo a partir de estas grabaciones, siendo
seleccionados 10 alumnos activos y otros oyentes, provenientes de toda España y
países como Alemania, Argentina, Francia y Moldavia. Personas presentes en
cursos anteriores han expresado su opinión sobre la alta calidad de los
alumnos de este curso frente a aquéllos.
En los cursos dirigidos
por Zedda, los alumnos proponían a su inicio las piezas líricas sobre las que
querían trabajar, que eran el material con el que trabajaban con el maestro y
su asistente, la maestra concertadora Ludmila Orlova. En muchos casos, Zedda proponía
alguna más; las obras que se cantaban en el concierto final eran las que se
consideraban finalmente como más adecuadas a cada alumno.
En el de este año, una
buena parte de los alumnos han visto rechazadas por la señora Scotto todas sus
propuestas para el estudio. Así las cosas, el curso fue avanzando de forma bien
distinta a la esperada. Algunos alumnos fueron eliminados y otros se retiraron.
El curso pareció haberse convertido en un concurso en cuyo programa final sólo
participarían los finalistas.
Renata Scotto durante una clase del curso |
Está claro que quien
imparte una actividad didáctica como la que nos ocupa ha de tener total
libertad en su forma de enseñar y en el nivel previo que exige a sus alumnos.
Pero también lo está –o debería estarlo- que éstos deben ser puntualmente informados
en la convocatoria previa: tanto del nivel exigido como, si se da el caso, del
programa propuesto para el curso por parte de quien lo imparte.
Tal vez todo lo
sucedido en este curso parte de un malentendido; quizás la señora Scotto
desconocía el nivel de los aspirantes y acaso hubo una insuficiente comunicación
a todos los niveles en ambas direcciones. Lo cierto es que unos cuantos
alumnos han visto frustradas las esperanzas de
crecimiento musical y artístico que habían depositado en él.
Seguramente, este
fiasco será lo más importante para ellos. Pero no podemos olvidar que tal y
tan grande decepción llega tras haber desembolsado el importe de la inscripción
y en la mayoría de los casos, los gastos del viaje y la estancia en A Coruña. No
hace falta recordar aquí que los comienzos de un cantante, como los de
cualquier estudiante o profesional en sus inicios, no son especialmente
brillantes en lo económico.
Con estos
antecedentes, el pasado miércoles día 6 se supo que se
suspendía el previsto concierto fin de curso. Días antes, fuentes de toda
confianza comunicaron que varios alumnos, además de los rechazados por la
señora Scotto, se habían negado a participar en el concierto final, así como a continuar
las clases con ella (aunque algunos de ellos no quisieron perderse las que aún
tenían programadas con el pianista, Fabio Centanni).
Programa de actividades paralelas de la PLAC |
La celebración de este
concierto había sido anunciado previamente en todos los medios -incluidos los programas
e impresos de la Programación Lírica-. En el momento de redactar este texto, la
web de Amigos de la Ópera no muestra rastro alguno del concierto de fin de
curso. Sí aparece un anuncio de las Clases Magistrales abiertas que lo
sustituyen, en el que se puede leer: “En
lugar del concierto de los alumnos que se ofrecía mientras este curso fue
impartido por Alberto Zedda, en esta ocasión, la cantante ha decidido aportar
su sello personal a la cita con un nuevo formato”.
Captura de pantalla de la web de Amigos de la Ópera |
El nuevo formato que
sustituye al concierto en el que se pudieran lucir sus alumnos son unas clases
magistrales (en la web de Amigos de la Ópera figuran con el nombre
“masterclass”) a cuatro alumnas elegidas por la directora del curso. Y efectivamente,
la señora Scotto ha aportado su sello personal: en estas clases, quien ha sido "la gran diva de la segunda mitad del s. XX" ha actuado en todo momento como
maestra de ceremonias, presentando y explicando al público el pasaje completo
ofrecido en cada actuación (siempre, recitativo-aria-cabaletta, como máxima
expresión del canto romántico) e incluso acompañando a las cantantes a la
entrada y salida del escenario.
Renata Scotto, hablando al público durante la Clase Magistral Abierta (8 de septiembre) Al piano, Fabio Centanni |
Pero también, al menos
por esta vez, como profesora de interpretación tanto musical como escénica y,
por momentos, como maestra de canto que indicaba algo tan técnico como mejorar
el manejo de la columna de aire (toda la fuerza en el abdomen, no en la
garganta) y empleo de los diferentes resonadores. Actitud que seguramente
habría sido deseable a lo largo de un curso (no concurso, insisto, aunque para
los alumnos ése haya sido el resultado) en el que se ha dejado total o
parcialmente de lado a más de la mitad de los inscritos por falta,
precisamente, de un nivel técnico superior.
Lo dijo la propia
señora Scotto en la introducción del acto del viernes: ella piensa que “los
jóvenes son colegas; no estudiantes y yo la maestra. Teníamos en el curso diez
cantantes pero me parecía que podía presentar menos para trabajar un poquito
más largo .../... Los otros, que no cantan esta noche, van a... puede ser... a
estudiar un poquito más lo que hemos hecho conjunto ”. Resumiendo: hay seis
alumnos que se han quedado fuera del juego porque se han cambiado las reglas de
éste en plena partida.
Scotto, dando indicaciones a Clara Jellihovski para su Cio Cio San |
En estas clases
magistrales abiertas, las “alumnas-colegas” de la señora Scotto han cantado pasajes
de algunos de los roles fetiche de la “colega-maestra”. Ruth Terán el de la
protagonista de Lucia di Lamermoor;
Natalia Salom, la Manon de Massenet; María Zapata, la Amalia de I masnadieri y Clara Jellihovski, la Cio Cio San de Madama Butterfly.
Scotto en primer plano al finalizar el acto. Detrás, de izquierda a derecha, Centanni, Terán, Jellihovski y Zapata |
El
público asistente aplaudió cariñosamente a las alumnas, siguió embelesado cada
una de las muchas indicaciones que les dirigía la señora Scotto, agradeció con
sonrisas e incluso risas las frases que ésta le dirigió y la aplaudó al final
con verdadero fervor. Que es, precisamente, lo que suscitan los héroes, mitos y
dioses con los que la Humanidad intenta dotarse a sí misma de un sentido de la
trascendencia. Y como derivación de ésta, de un comportamiento ético; al menos parte de ella.
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