Ayer fue el
aniversario de Joaquín Rodrigo, un inmortal. Porque el Maestro Rodrigo, como
todo el mundo le llamaba, era de 'esas personas que no se entierran; se
siembran’.
Para recordarlo, reproduzco aquí el homenaje
que le rendí en un viejo precedente de este blog.
Joaquín Rodrigo (1901 - 99) |
Principios de los sesenta. Yo comenzaba el estudio
de la guitarra y era iniciado por mi maestro en la audición de los
recitales que aquella entrañable Sociedad Guitarrística Madrileña organizaba en
el salón de actos del Ateneo de Madrid.
Los hermanos Lloret, mis entonces
vecinos y siempre queridos amigos, tenían por aquellos años varios
tesoros. Los más destacables eran: un padre aficionado a la música, su
maravillosa colección de discos "microsurco" -lo último, el no va
más, el mayor adelanto en la reproducción de sonido- y un tocadiscos en
el que se hacía viva la más increíble música que nunca había oído.
Eran mis principios como auditor de música
sinfónica. Beethoven, Mozart, Rimsky, Tchaikovsky [i],
sinfonías, fragmentos... y El Disco:
La Orquesta Nacional, Ataúlfo Argenta, Gonzalo
Soriano, Narciso Yepes, Noches en los Jardines de España...
Y el Concierto de Aranjuez. El bien supremo de la
colección, la música mágica, la que enajenaba, la que hechizaba, la que me
hacía practicar después con mi instrumento durante horas y horas buscando
mecanismo, sonido, expresión, música.
Casi cuarenta años y muchísimos discos después
-entre ellos otras diez versiones del Aranjuez- lo encuentro, ¡por fin! editado
en compacto y con una de las primeras cubiertas con que lo
conocí, la de las rosas. Hoy es, otra vez, el tesoro de mi colección de discos.
También eran por entonces los comienzos de la
televisión en España. En un telediario, entrevistaron al guitarrista Narciso
Yepes, que anunció su actuación en el Monumental, en un concierto
benéfico, el domingo siguiente por la mañana.
Con él la Nacional dirigida por Odón Alonso. El
programa, Intermedio de Goyescas, de Granados, el Concierto de Aranjuez, y la
Quinta Sinfonía de Beethoven.
Narciso Yepes (1927 - 97) |
Fue mi primer concierto sinfónico. Tras ése, años de
Monumental y Real, Palacio de Congresos-Auditorio [ii]
Rosalía y Colón de la Coruña, tantos conciertos, obras, autores... Pero tengo
en un nivel diferente aquéllos que son mis principios; no sólo
cronológicos, sino también estéticos y, de alguna manera, casi éticos.
Hoy he oído decir que se ha muerto Joaquín Rodrigo.
Valiente tontería. ¿Acaso pueden morir los principios?
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