18 septiembre, 2024

Cuánta verdad en la voz…

 




A Coruña,15 de septiembre de 2024, Teatro Rosalía Castro. Javier Franco, barítono; José Ramón Martín, piano. Concierto de la Programación Lírica A Coruña conmemorativo del 25º aniversario de actividad operística de Javier Franco, dentro de su ciclo ‘As nosas voces’

Programa, Primera parte: Francesco Paolo Tosti, Malia, L’alba separa dalla luce l’ombra; Gioachino Rossini, Il Barbieri di Siviglia, cavatina de Figaro, ’ Largo al factotum ; Giuseppe Verdi, La forza del destino, introducción ‘La vita ‘e inferno all’infelice’ (piano solo); O Carlo, escolta; Giacomo Puccini, Manon Lescaut, Íntermezzo; G. Verdi, Rigoletto, ‘Cortigianii, vil raza; Umberto Giordano, Andrea Chenier, ‘Nemico della Patria’.

Segunda parte: Richard Strauss, Allerseelen, Morgen y Zueignung; Astor Piazzolla, Verano porteño (piano solo); Maria Grever, Te quiero, dijiste (Muñequita linda); Juan Durán, Guiomar; Eduardo López-Chávarri, Cuentos y fantasías (nº 5, El viejo castillo moro; Pablo Sorozábal, Katiuska, ‘Calor de nido; Reveriano Soutullo y Juan Vert, La del soto del parral, ‘Ya mis horas felices’.    


…de Javier Franco

Por la cercanía y sinceridad en su exposición de su historia profesional desde sus difíciles inicios hasta nuestros días, cuando es nombre habitual en los carteles de grandes teatros líricos internacionales en España, Europa o Japón. Javier Franco fue intercalando intervenciones habladas entre las obras del programa, como un reflejo bien ordenado de su carrera en estos veinticinco años.

Durante este cuarto de siglo, Franco ha recorrido prácticamente todo el repertorio lírico para barítono y ha merecido el galardón de los más prestigiosos concursos de canto, como el Ricardo Viñas, de Barcelona, el Rocca delle Macie ,de Siena o el Francisco Alonso, de Madrid. Esto sin contar, claro,con  los más modestos de sus primeros años; aquellos que, como contó desde el escenario, le daban al menos para ir viviendo.




Javier Franco

Fue un concierto sabiamente programado ya desde ese perfecto “calentamiento en forma de hermosísimas canciones” que suponen las de Tosti. Los sentimientos contenidos en estas fueron transmitidos idóneamente por el barítono coruñés. Un gran preludio de otros más hondos que habría de proyectar de forma creciente sobre el ámbito del Rosalía en las arias de ópera italiana, especialmente en Cortigiani y, muy especialmente, en Nemico della Patria, que hizo del Rosalía un volcán en preerupción. 

Los tres lieder de R. Strauss con que comenzó la segunda parte fueron homenaje a una época ya pasada; quizás algo se pudo notar esto, pero el buen gusto y la emoción con que los cantó hizo que el cantante volara bien por encima de tal barrera, como pudo apreciar quien de verdad supiera escuchar y sentir que esos dos factores, gusto y emoción son precisamente la esencia de la interpretación. Y es que la música sabe bien el reparto de cada uno de sus factores: la técnica para el estudio; para el escenario, la emoción.




Javier Franco y José Antonio Martín | Alfonso Rego / AA.O.C


La popularísima Muñequita linda, objeto de una jugosísima anécdota familiar de 1994, dio paso a Guiomar, representación única de la canción gallega de concierto y obra de Juan Duran, presente en el teatro. Buena introducción a la sección final del recital compuesta por romanzas de zarzuela, género en el que Franco es parte obligada en cualquier reparto que se precie, como demuestra su presencia habitual en los del Teatro de la Zarzuela. La voz de Franco, con unos agudos más que notables por timbre y proyección, prácticamente no deja traslucir el paso de estos cinco lustros. Su sensibilidad, buen gusto, fidelidad al estilo y entrega redondean su actuación.

José Antonio Martín fue a lo largo de la noche más compañero que acompañante, con una capacidad de improvisación realmente notable en algunos temas. En los que tocó como solista, destacó su solidez, adecuación estilística, buen decir y capacidad de transmisión.

Las ovaciones del público, un emotivo crescendo de principio a fin del concierto, obligaron a ambos a regalarle dos propinas: una interpretación de El Vito, probablemente en la versión de Fernnando Obradors, que al otro lado del charco sería calificada de realmente desopilante por su lozana frescura, e Ideale de Tosti, con un piano de Martín sorprendente por el carácter (que ahora se llamaría “latino”) que imprimió a su acompañamiento.










 

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