A Coruña, 12 de julio, Auditorio Andrés Gaos del
Conservatorio Superior de Música de A Coruña. Paloma García Fernández de Usera,
violín. Ricardo Blanco, piano. Eulogio Albalat, guitarra. Programa: J.S. Bach, Allemande y Courante de la Partita para violín solo en re menor, BWV1004; Camille Saint-Saëns, Introducción y rondó caprichoso, op. 28.
Grigoras Diniciu, Hora staccato;
Cesar Frank, Sonata en la mayor para
violín y piano; Niccolò Paganini, Cantabile
en re mayor
El Auditorio Andrés Gaos del Conservatorio Superior de Música de A Coruña
ha sido el lugar elegido por Paloma García Fernández de Usera para su
presentación en Galicia tras la finalización de sus estudios superiores en Musikene, Centro Superior de Música del País Vasco. En San Sebastián ha culminado la violinista
coruñesa su formación académica iniciada ensayando con la orquesta de la Escola Municipal de Música de
Oleiros y sobre todo en el Conservatorio Profesional de A Coruña, centro este último en el
que obtuvo el Premio Extraordinario de Grado Medio.
Paloma García Fernández de Usera |
A lo largo del concierto Paloma García demostró haber asimilado el alto
grado de formación técnica que solo pueden alcanzar los estudiantes formados en
conservatorios superiores. Pero también algo más importante como es un carácter
musical formado y forjado desde la cuna, pues no en vano ha nacido en una
familia de tradición musical cuyo antecedente inmediatamente anterior es su padre,
el profesor de guitarra del Conservatorio Superior de A Coruña Eulogio
Albalat.
Podríamos decir que cuando un violinista comienza un concierto de fin de
carrera como este con música de Johann Sebastian Bach empieza por el principio.
Perogrullada que me trajo a la memoria el primer versículo del Evangelio
de san Juan escuchado a diario en las misas preconciliares de mi bachillerato: In principio erat Verbum et
Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum (En el principio era el Verbo, y
el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios). Sin ningún ánimo de ser ni parecer irreverente, solo tendríamos que sustituir el
término Verbo por Música y Dios por Bach para reconocer la inmensa importancia
del genio de Eisenach en la formación de cualquier músico.
Fluidez en la dicción por un claro fraseo y contrastes dinámicos adecuados
a la música de Bach caracterizaron la interpretación junto a un sonido bien redondo
en los registros grave y medio y bastante cristalino en los agudos. Un salto de más de siglo y medio en el programa nos llevó a la obra de
Saint-Saëns, en la que García Fernández de Usera empezó a lucir su técnica, con
unos ataques y golpes de arco (esos arpegios junto al canto del piano) y agilidades más que
notables. En Hora staccato fue de
resaltar su dicción de la obra, propiciada por la buena regulación del sonido de
su violín.
Y como es de bien nacidos ser agradecido, el concierto terminó con la interpretación
de una de las abundantes obras de Paganini para violín y guitarra, acompañada
por su padre, Eulogio Albalat. La que hicieron padre e hija del Cantabile en re mayor despertó en mí
todo un remolino de nostalgias pues tuvo todo el aroma de un buen recuerdo. Una
vez más -pero esta se percibió con mayor intensidad- la violinista imprimió a
la obra un carácter lleno de fuerza en unos notables contrastes dinámicos expresados en
perfecta comunión instrumental con su padre y ahora acompañante.
Una violinista ha terminado su formación académica pero en el mundo
hipercompetitivo de la música clásica actual esto es solo el final del
principio. Ahora toca perfeccionar con maestros y escuelas de aquí y allá y un
largo camino de pruebas y concursos. Cuando se produce un vino, su carácter
depende fundamentalmente de la casta de las uvas, así como del suelo y el clima
del terruño en el que aquellas se han cultivado. La calidad final dependerá también
de su elaboración en bodega; y su elegancia se refinará a través del tiempo de
reposo en la botella, a veces largos años, antes de llegar a la mesa.
El carácter está impreso en Paloma por casta, ambiente y formación; a
partir de ahora, el horizonte, siempre inalcanzable, es la meta. Y las de los
músicos son siempre metas volantes, como esas que los ciclistas –perdonadme la digresión, estamos en
pleno Tour de Francia- disputan en ciertas zonas de cada etapa. La meta definitiva es la excelencia
y solo se alcanza con muy altas miras; como hacen los arqueros apuntando más arriba de la diana, que luego viene Newton con la rebaja.
Una reflexión final, que no consejo: un ave ha de abandonar el nido para aprender a volar; esto lo sabe bien alguien
que ha estudiado a más de 600 Km de su ciudad. Pero, aunque el mundo es muy grande, la
música da alas y fuerza para moverlas.
Es el momento de volar. Alto y lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario