A Coruña, Real Academia Galega de Belas Artes, 24 de enero. Programa: Ludwig
van Beethoven, Geister trio en re mayor, op. 70 nº 1; Antonín L.
Dvořák, Trio nº 4 en mi menor, “Dumky”,
op. 90. Artemis Ensemble: Deborah Gonsalves, violín; Berthold Hamburger,
violonchelo; Alicia González Permuy, piano
La Real Academia Galega de Belas Artes Nosa Señora do Rosario viene
organizando desde hace años, conjuntamente con Artemis Ensemble, un ciclo de
conciertos a favor de asociaciones benéficas de la ciudad con un notable éxito
de participación de público. La entrada es gratuita: a la puerta del salón de
actos se instala una mesa en la que se
entrega el programa del concierto a los asistentes, que pueden dejar su
contribución a la ONG o asociación en una urna dispuesta para recoferlos.
El concierto del martes 24 tuvo como protagonista al conjunto Artemis
Ensemble en su formación de trío. Estos dos
miembros de la Orquesta Sinfónica de Galicia e impulsores de estos
ciclos están también implicados en
diversas actividades didácticas. Por su parte, Alicia González Permuy,
profesora de piano en el Conservatorio Superior de Música de A Coruña, es
colaboradora habitual de la OSG y ha trabajado con orquestas como la Ciudad de
Granada o la Sinfónica de Bilbao.
El Geister trio (Trío fantasma)
tuvo un primer movimiento, Allegro vivace
e con brio, de genuina fuerza beethoveniana, aún más densa a partir de su
sección más lenta. Los sentimientos del Largo
assai ed espresivo tuvieron hondura y los unísonos de violín y chelos,
pasión y explosividad sabiamente contenidas en el apoyo del piano, acabando en
un pianissmo lleno de delicadeza. En
el Presto, retornaron las oleadas de
fuerza características del de Bonn, especialmente sentidas como una llamarada interior
muy bien expresada en los pizzicati
de las cuerdas sustentados por el piano de González Permuy.
González Permuy (iz), Gonsalves (c) y Hamburger (dcha) |
Después de apenas unos minutos de descanso para los intérpretes, éstos atacaron
la interpretación del Trío en mi menor,
Dumky”, de Dvořák. Obra grande en extensión y concepto a la que algunos han
llegado a llamar el segundo concierto para chelo del de Bohemia. Su sobrenombre
es el diminutivo plural de Duma,
nombre de una danza ucraniana de carácter melancólico, generalmente en modo
menor y, en su uso en música clásica, frecuentemente rematada en un apéndice más
alegre: un brusco cambio de carácter hacia la euforia del que es un ejemplo
paradigmático estre trío de Dvořák y que se invierte en el quinto, Allegro – meno mosso (quasi tempo primo),
La versión de Artemis Ensemble tuvo la grandeza y el virtuosismo que
requiere la gran obra. Desde el Lento
maestoso inicial, una especie de magia sonora irradió del chelo de Hamburger
para transformarse en el Allegro quasi
doppio movimento en la gracia del violín de Gonsalvez y la fuerza interior
del piano de González Permuy. Y así durante los seis tiempos del trío, desde la
solemnidad de un sereno duelo con que comienza el segundo, Poco adagio, a la brillante grandeza del Lento maestoso – Vivace con que remata esta obra maestra.
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