30 mayo, 2021

A galopar...

 





Santiago de Compostela, 27 de mayo, Auditorio de Galicia, Real Filharmonía de Galicia. Paul Daniel, director. Pacho Flores, trompetas. Programa: Antonin Dvořák. Obertura Otelo, op. 93, B. 174; Christian Lindberg, Caballos mágicos (encargo de la RFG, la Bilkent Symphony Orchestra turca y la Swedish Chamber Orchestra; estreno mundial); Antonin Dvořák; Oberturas En el reino de la naturaleza, op. 91, B. 198, y Carnaval, op,  92, B. 169.

 


...hasta enterrarlos en el mar

Tenía que pasar. Escuchar a Pacho Flores interpretar una obra como Caballos mágicos, de Christian Lindberg, dispara la imaginación y aviva los  recuerdos. La Real Filharmonía de Galicia clausuraba con el concierto del jueves 27 su temporada 2020-2021; la más difícil de su historia, como para todas las orquestas;  como para quienes han vivido de cerca el dolor de la pandemia.

Resulta tremendamente evocador escuchar la música de Lindberg tocada por Flores. A lo largo de toda la duración de Caballos mágicos, uno no puede por menos de imaginar la visión de ejemplares de las razas aludidas en el concierto, la de recintos de doma o la de llanuras sin fin. La de la bravura domada, traducida en elegancia de movimientos, o la indómita estampa de un garañón al frente de su manada.



Caballo cartujano (andalusian)


Flores es un mago que convierte el aire en sonido y la música en imágenes, que contagia la sensación de liberación que se expande desde sus trompetas. Escuchándole tocar, uno respira con más libertad; y con una liberación de diferente sentido -más física, más vital, más personal- que agranda también el significado de los últimos versos del poema de Rafael Alberti…

¡A galopar,
A galopar,
Hasta enterrarlos en el mar!

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
Que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
Jinete del pueblo,
Que la tierra es tuya.

¡A galopar,
A galopar,
Hasta enterrarlos en el mar!

…y los agobiantes recuerdos de los últimos quince meses parecen alejarse. ¡Tienen que alejarse!


¡Tienen que alejarse!

Que nadie es la muerte si va en tu montura.

La música – que en Caballos mágicos es vívida y vivida como pocas veces-, montada por la magia de un jinete como Flores, nos hace recuperar una cierta esperanza en el futuro. Aunque ya nunca será como el pasado, aunque este siga siempre presente, especialmente en quienes han sufrido el zarpazo de la enfermedad o han perdido a alguien de los suyos. Pero futuro al fin y cada vez más cercano; ya casi al alcance de la mano, como la próxima temporada, que poco a poco se va conociendo en algunas de nuestras orquestas.

Este concierto ha mostrado una vez más la coherencia y la claridad de ideas de Paul Daniel como programador. Toda una temporada bajo el título Naturaleza vida y amor no podía tener mejor final que el programa del jueves. Los tres conceptos han estado presentes de forma sobresaliente como cimiento de este concierto sobre el que Flores, Daniel y los músicos de la Real Filharmonía han erigido el muro maestro de Caballos mágicos, cerando a lo grande, con las tres paredes de Dvořák, una soberbia edificación.

Caballos mágicos  es, sin duda, una obra escrita a la medida de Pacho Flores. Cualquier técnica, cualquier ataque, cualquier color que se pueda hacer sonar con trompeta está presente en el concierto de Lindberg. La idea matriz se desarrolla idóneamente y su ejecución por el músico venezolano refulge sobre los climas sonoros creados por la orquesta.



Pacho Flores  durante el concierto | Xaime Cortizo


Las transiciones entre las seis secciones de la obra –que, como dijo Flores en la presentación, está escrita como un poema sinfónico-, que se tocan sin apenas interrupción, son más aglutinante que costura y dan al concierto una gran sensación de continuidad y unidad. 

El contraste entre un staccato casi picante y un legato  brillante y suave como un pañuelo de seda borda junto a las diferentes tensiones expresivas una preciosa pintura, casi una foto, del mítico Pegasus. La brillante redondez de sonido de Andalusian nos sugiere la elegancia de la fuerza domada de los caballos cartujanos y su baile en Jerez o su ballet en Viena. Luego, en Lusitano, el sonido de la trompeta en pianissimo sobre el glockenspiel  evoca toda esa gentileza de carácter de nuestros vecinos del Sur (o del Oeste, si se mira desde fuera de Galicia).

 

Manada de caballos appaloosa


Una fusión de juego y libertad caracteriza la cuarta sección, Equus ferus, y el sereno clima sonoro de Appaloosa abre la escena a horizontes inabarcables en una gran sintonía con las orquestaciones de las obras de Dvořák, que muestra otra vez la coherencia del programa. El juego rítmico entre trompeta y platillos se apodera del ambiente en la cadenza acompañada de la trompeta en Shagya  y hace mover pies y hombros a cuantos lo oyen, como la arena del desierto hace mover las patas a los caballos árabes. El sonido de la trompeta vuelve a ser mágico una y otra vez y nos conduce al asertivo acorde final de la orquesta.

El auditorio se manifiestó con un gran aplauso y solista y orquesta le regalan una gran versión de Revirado, de Astor Piazzolla, a quien Flores quería homenajear en su centenario. Y claro, sonando Piazzolla,  a ver quién para a tantos pies en su afán de movimiento.

Cartel del concierto


Las tres oberturas de Dvořák son la culminación sonora del título de la temporada y su eje argumental. La obertura Otelo recorre todas las sensaciones y sentimientos del amor, desde la quietud de su ambiente inicial y la insidiosa inquietud de los celos (esos clarinetes y flautas) a la desesperación y la tragedia final y esa especie de falsa pausa en los sentimientos previa a esta.

La versión de Daniel y la RFG hizo honor a toda la grandeza de los inabarcables horizontes y paisajes que sugieren algunas páginas de Dvořák y que están presentes en El reino de la naturaleza. Un sonido redondo, de gran  empaste y brillantez, que tuvo continuidad en Carnaval, una verdadera fiesta sonora cargada de vida, que culmina brillantemente una temporada salvada a base de ilusión, empeño, trabajo lleno de buen saber y mejor hacer.


Daniel y la RFG, saliudando al final del concierto


No podemos olvidar en este sentido la decisión de transmitir en “streaming live” todos los conciertos de la temporada, aprovechando así todas  las oportunidades técnicas. La orquesta fue a casa de sus seguidores y, gracias a ello, quienes por una u otra causa no se acercaron al Auditorio de Galicia pudieron gozar de una temporada tan dura y difícil como brillante en su desarrollo y resultados artísticos.

Pienso que reflejo el sentimiento de cuantos amamos la música expresando mi felicitación y agradecimiento a quienes de una u otra forma han sido sus artífices. El largo y muy cálido aplauso del público al final del concierto, que Daniel hizo llegar individualmente o por secciones a la orquesta, y que esta se lo dedicó a su titular, fueron una muestra del la estima y cariño a tres bandas entre el público, la orquesta y su director titular y artístico. Enhorabuena a todos.

27 mayo, 2021

Mulierem, axis vitae,…






Las Xornadas de Música Contemporánea vuelven a Santiago con un programa centrado en las mujeres creadoras o intérpretes como eje vertebrador. Las obras a interpretar están escritas por compositoras en su práctica totalidad y hay una notable mayoría de mujeres entre quienes las interpretarán.

La concejala de Acción Cultural del Concello de Santiago, Mercedes Rosón, ha presentado la nueva edición de las Xornadas de Música Contemporánea, que este año lleva por título “Invisibles y sonoras”. Rosón estuvo acompañada en la presentación por Xosé Luís Penas, diputado provincial de la Diputación de A Coruña; Mar Lorenzo, vicerrectora de Igualdad, Cultura y Servicios de la Universidad de Santiago de Compostela, y Santiago Olmo, director del Centro Galego de Arte Contemporánea, en representación de las entidades que organizan las Xornadas, que cuentan también con el apoyo del Consorcio de Santiago.

Estas Xornadas contarán con un total de 3 coloquios y 9 conciertos, que tendrán lugar del 1 al 29 de junio y ofrecerán programas con obras compuestas en su práctica totalidad por mujeres. El título general de la edición responde así, como declara la concejala de Acción Cultural,  y de Igualdad, Mercedes Rosón, al eje transversal de todo el ciclo, las mujeres: en esta ocasión compositoras, intérpretes o académicas, sobre todo-. Declara asimismo Rosón que “Desde Compostela Cultura pensamos poner lo femenino en el lugar que le corresponde, una deuda que tenemos como sociedad desde hace tiempo y que trabajamos para saldar. Llevamos años desarrollando el programa Womarts de la Unión Europea y trabajamos siempre considerando la programación que hacen y desarrollan las mujeres como eje transversal de todos nuestros ciclos”.


Penas, Rosón, Olmo y Lorenzo


…hic et nunc axis musicae sunt (1)

Las Xornadas dan comienzo el martes 1 con un recital de arpa de Cristina Montes Mateo, en el que interpretará un original programa de música para arpa de nueve compositoras españolas, como María Luisa Ozaíta, Iluminada Pérez Frutos y Marisa Manchado entre otras. El miércoles 9 será el estreno absoluto de  120 fotografías + 8 fábulas. Se trata de un recorrido por la obra de la fotógrafa Maruja Roca realizada en las décadas de 1940/50, con música del contrabajista Pablo Sanmamed y abordada desde una perspectiva multidisciplinar.

El jueves 10, la Banda Municipal de Música, colaboradora habitual de las Xornadas, interpretará en la Praza das Praterías un programa con el título general Elas. Está compuesto por obras creadas en su totalidad por mujeres, entre las que destaca A raíña Lupa, de María Mendoza, que ha sido ganadora de varios premios de composición. Dolce tormento es el título del concierto de Paco Varoch, piccolo, y Adrián García, percusión; tendrá lugar el viernes 11 con un repertorio de composiciones o adaptaciones todas de mujeres, entre las que se encuentran Marina Uceda Farré, Martina Sabariego o Carla Rees.

Los lunes 14 y 21, la musicóloga Rosa María Fernández presenta Elas fan ópera, un recorrido por la aportación a este género de las más destacadas dramaturgas, compositoras, directoras de escena y cantantes. El miércoles 16, en el CGAC se podrá seguir el recital Cuatro Continentes, a cargo de la pianista Elisa Vázquez Doval: un programa también formado en su totalidad por obras compuestas por mujeres.



Elisa Vázquez Doval




Otra colaboración habitual en las Xornadas es la de la Real Filharmonía de Galicia, que el jueves 17 y dirigida Diego García Rodríguez, presenta un programa de cuatro compositoras de diferentes generaciones y culturas. Una de ellas, Raquel García-Tomás, participará con el director en un “Conversando” que se llevará a cabo inmediatamente antes del concierto.

Miradas sonoras, el martes 22 con el Zukan Trio, y Un pecado lleno de placer -el viernes 25, con Vertixe Sonora- son otros dos programas con obras compuestas por mujeres. El concierto de Vertixe Sonora incluye el estreno absoluto de cuatro de ellas a cargo de Yulan Yu, Manuela Guerra, Eda Er y Alyssa Aska. El concierto de clausura será el martes 29 con Cello & Electronics, de la violonchelista Margarida Mariño, con iluminación y escenografía de Laura Iturralde.

Todo el programa y la información concreta de cada evento se puede consultar en compostelacultura.gal. Las entradas se pueden recoger, como es habitual, semanalmente, a través de esta misma web desde las 10.00 horas todos los lunes. También, presencialmente, en la nueva taquilla de Compostela Cultura, en la Zona C. Punto de Información Cultural (Cuestionario, 1) en su horario habitual: martes a sábado de 11 a 14 y de 16 a 19 y domingos de 11 a 14 h. Además, también se pueden recoger desde una hora antes de cada acto en la taquilla del Teatro Principal y desde hora y media en el Auditorio de Galicia, si hay entradas disponibles para entonces.


(1) Las mujeres, eje de la vida, son aquí y ahora eje de la música

23 mayo, 2021

Como en casa…




 


A Coruña, 21 de mayo, Palacio de la Ópera. Orquesta Sinfónica de Galicia. José Trigueros, director; María José Ortuño, flauta. Programa: Claude Debussy (1862-1918), Petite suite, L. 65 (arreglo de Henri Büsser, 1907); Jacques Ibert (1890-1962), Concierto para flauta y orquesta; Francis Poulenc (1899-1963), Sinfonietta, FP 141.


…en ninguna parte; aunque tengas problemas con el casero; aunque al llegar encuentres ocupada alguna de sus estancias; aunque no sea la mejor ni la más cómoda; aunque tengas sensaciones extrañas mientras te acomodas en un sillón que no es el de siempre; aunque hayas estado ausente demasiado tiempo y te cueste reconocer a tus vecinos, todos enmascarados por culpa del maldito virus. Pero es tu casa; con todas sus carencias pero también sus cualidades. Y valoras estas como recién descubiertas, obviando en lo posible aquellas, que al fin y al cabo es tu casa.

El concierto de la Sinfónica del viernes 21 se celebró en el Palacio de la Ópera de A Coruña; o sea, en casa. Y con los de casa, que dirigía José Trigueros y tocaba como solista María José Ortuño. Lo que añade un plus de emoción al concierto pero de ninguna manera influye en la apreciación crítica.


Cartel del concierto


La Petite suite de Debussy, igual que su Preludio a la siesta de un fauno, tiene su origen en la admiración del compositor por la poesía simbolista: si este tuvo su origen en la égloga L'après-midi d'un Faune, de Mallarmé, la Petite suite está inspirada en el libro de poemas Fêtes galantes, de Paul Verlaine. La versión de Trigueros y la Sinfónica evocó adecuadamente en las dos primeras piezas de la suite, En bateau y Cortège, el plácido ambiente de los poemas homónimos de Verklaine, imprimió la adecuada y serena alegría al Menuet y destacó el carácter festivo del Ballet final.

El Concierto para flauta de Ibert es un “tour de force” para el solista. El virtuosismo del Allegro inicial y el  Allegro scherzando que lo culmina tuvo una respuesta admirable en la flauta de María José Ortuño. Todas sus exigencias fueron salvadas brillantemente por la flautista de la OSG en un derroche de técnica al servicio de una partitura erizada de dificultades. Ortuño hizo una versión brillante, llena de virtuosísimo y con un dominio del sonido que le permite desde cantar con mayor sentimiento los pasajes más intimistas de la obra a brillar por encima de los tutti orquestales en fortíssimo.


María José Ortuño



Destacó el hermoso y necesario contraste de una gran hondura en las partes más lentas, como la cadenza del Allegro scherzando final, tocada con un carácter de gran serenidad. Las agilidades de este movimiento, tocadas con un precioso legato, estuvieron como tocadas por un estado de gracia.

Pero donde más se pudo apreciar su profundidad de concepto fue, naturalmente, en el Andante, lleno contenida emoción y expresado con un fraseo generosísimo que a alguien le pudo hacer pensar de dónde se puede sacar tanto aire para decir tanto y con tanta belleza. El final de la obra fue muy brillante. La ovación del público a la solista, calurosísima, se hizo extensiva a la orquesta, que hizo un acompañamiento realmente adecuado desde cualquier punto de vista bajo la dirección de Trigueros. La respuesta de Ortuño fue un bis de extraordinaria dificultad Mångata, reflejos de la luna en el Jerte, de Francisco López, flauta principal de la OBC.


José Trigueros


Con la Sinfonietta de Poulenc la Sinfónica y su director asociado dieron continuidad al brillo del concierto. La precisión y la plástica gestualidad de Trigueros insuflaron de animación el Allegro con fuoco inicial. El Molto Vivace tuvo un carácter notablemente “scherzante”, como de juego continuo antes de un Andante cantabile sembrado de paz, en el que destacaron los solos de los vientos y, como toda la tarde, el buen sonido orquestal. El cuarto movimiento, Finale: Prestissimo et tres gai, con sus diálogos entre cuerdas y tutti fue el remate idóneo de un brillante concierto, lleno buenas vibraciones.

Una pequeña y muy personal reflexión final

Tras casi quince meses desde el último concierto escuchado en el Palacio de la Ópera había que hacer un buen aterrizaje, llegando con bastante antelación. Un breve paseo por sus alrededores envolvió la ilusión del regreso con un velo agridulce al ver el paisaje que ha dejado la pandemia en locales cerrados y la ocupación de la Sala Mozart del Palacio de la Ópera por la redacción de un periódico local.

Así las cosas, se imponía ambientarse en el propio recinto antes del concierto. Al entrar al Palacio hay que firmar una hoja con los datos personales –que, por otra parte nadie comprueba - para seguimiento de posibles contagios Covid; bien. Lo curioso, como poco,  es que las mismas normas que obligan a cubrir el impreso desaconsejan -también como poco- compartir el uso de cualquier elemento por varias personas. Y la verdad es que media docena mal contada de bolígrafos usados una y otra vez por quienes entran no es precisamente una garantía sanitaria.

Tras un breve recorrido por el vestíbulo del Palacio y una vez acomodado en las butacas asignadas, se puede comprobar que la locución previa al concierto no incluye las oportunas instrucciones sanitarias que sí pudo escucharse en el concierto de la OSG en el Coliseum de la semana anterior. Entre esas instrucciones se incluía una salida ordenada y organizada que en el Palacio de la Ópera brilló por su ausencia. La falta del necesario “pastoreo”, como ingeniosamente lo definió un compañero, provocó que la  concentración de espectadores en el vestíbulo, escaleras y exterior del Palacio de la Ópera fuera claramente inadecuada y nada tranquilizadora.

21 mayo, 2021

Jazmines de Luxor



 



Santiago de Compostela, 20 de mayo, Auditorio de Galicia, Real Filharmonía de Galicia. Jaume Santonja, director. Sofya Melykian, piano. Programa: Camille Saint-Saëns, Concierto para piano y orquesta número 5 en fa mayor, ‘Egipcio’, op. 103. Louis Spohr, Sinfonía nº 9 en si menor, op. 143.

Tras unas semanas de ausencia del Auditorio de Galicia, la Real Filharmonía de Galicia ha reanudado sus conciertos en su sede. Sofya Melykian se ha mostrado en la primera parte del programa, con el Concierto para piano nº 5 en fa mayor, op. 103 de Saint-Saëns, como intérprete llena de una sensible musicalidad.

Su técnica, realmente impecable, le permite afrontar y superar cualquier dificultad de mecanismo pero una obra como el Egipcio requiere algo más, una especial sensibilidad para mostrarla en todo su esplendor como la de la pianista armenia formada en Madrid y París. La técnica de Melykian, su legato y la transparente luminosidad de su sonido se ponen al servicio de una musicalidad basada en un hermoso fraseo y una expresividad cimentada en una idónea conjunción de control dinámico y amplia paleta de color instrumental.


Sofya Melykian | RFG Xaime Cortizo


Estas cualidades se manifestaron ya en el primer movimiento, Allegro animato, en unas preciosas escalas perladas y la adecuada rotundidad en determinados acordes. Pero fue en el Andante central donde la sensibilidad de Melykian brilló en todo su esplendor. La expresión de esas frases en escalas modales estuvo llena de un sentimiento elegantemente contenido y la oscuridad de sus compases finales transmitió todo el “aroma a jazmín” que la pianista armenia capta en la partitura de Saint-Saëns.

El dinamismo y sensación de movimiento del inicio del Molto allegro final fue más allá de la sugerencia sonora de un viaje. el resplandor irradiado por el piano fue adecuadamente reflejado por la orquesta, fiel acompañante de Melykian a lo largo de todo el concierto, que formaba parte del tradicional Ciclo Ángel Brage de piano.

El aplauso del público tuvo el premio de un bis excepcional de Melykian y la brillantez final del concierto de Saint-Saëns tuvo en La maja y el ruiseñor, de Granados, el contraste de una contenida elegancia. Su fraseo y claridad de líneas tuvieron esa aparente facilidad con la que solo los grandes resuelven las mayores dificultades.

La programación inicial de la temporada preveía la actuación en este concierto de Jonathan Webb y, en la segunda parte, una selección de Las estaciones de Chaikovski orquestada por Aleksandr Gauck. La sustitución de la obra del autor ruso por la Sinfonía nº 9 del alemán Louis Spohr se sumó a la de Webb por Santonja.




Jaume Santonja | RFG Xaime Cortizo



Esta Novena es una de esas obras en las que se aprecia bien a las claras el mucho oficio de su autor y cómo este va más allá de la inspiración. La obra -penúltima de sus sinfonías, aunque él renegó de la Décima- es un relato bien guionizado y construido del transcurrir de las estaciones del año. Pero los trinos de pájaros de la primavera; una cierta somnolencia como de siesta apacible en el verano; una sugerencia de tormenta en los timbales y la animación final más o menos tópica del otoño como época festiva y de recolección en el bosque no logran remontar como sinfonía. La obra tuvo en Santonja y la Real Filharmonía una más que digna versión y el público premió a sus intérpretes con aplausos.

17 mayo, 2021

Sorpresas te da la vida...

 

 


 

Escribí este artículo en febrero de 2017 para tratar de explicar la discrepancia entre el texto de mi crítica del concierto y el subtítulo con el que se publicó y dar una idea de cómo funcionan los medios a la caza del "clickbait". No lo publiqué por prudencia, que enfrentarse a los chamanes de la tribu nunca fue buena idea. Hoy me ha saltado a la vista durante la búsqueda de un archivo en mi ordenador y no me resisto a compartirlo, porque no solo no ha perdido vigencia en estos años sino que creo que la ha ganado. 

 

Es curioso que después de escribir una crítica lo más razonada y analítica posible; después de pensar y repensar un título que atraiga y un subtítulo que resuma... cuando vas a verla publicada te encuentras que te lo han cambiado por otro que incluso contradice lo que con tanto cuidado has analizado, razonado y escrito.

Esto, que con los años ya no te sorprende excesivamente -porque a veces pasa, aunque cada vez menos-, se vuelve sorpresón de los gordos cuando sabes quién te lo ha cambiado. Cuando te enteras de que no es un/a periodista expert@ que lee tu texto y trata de dar en el clavo de tu idea principal (lo que a veces incluso se agradece porque ven más cuatro ojos que dos, añado hoy en 2021). No, no: no es ningún/una periodist@, redactor/a jefe/a ni corrector/a de estilo, que va...

  

¡Ojo! 

 

 

¡Son ELLOS!

¿Y quienes son “ellos”? Pues ellos son... los SEO. Que tampoco son las siglas de un subgrupo especial de operaciones, una especie de policía del pensamiento al estilo orwelliano de “1984”, no. 

O sí, quién sabe. Porque un SEO es un especialista en el reposicionamiento de oferta (textos, anuncios, cabeceras, titulares y un largo etc.) en Internet. Trabajo para el que utilizan palabras clave, algoritmos y un largo etcétera de técnicas para que imágenes, textos, noticias o anuncios aparezcan en lugar destacado para que los vea más gente.

 

 

Esquema de proporciones de un ojo



O sea, alguien que hace que tú, querid@ lector/a, encuentres en primer lugar lo que te interese en función de tu historial de búsquedas. O algo que no te interese espontáneamente. Porque, a lo mejor, lo que tú veas, leas, adquieras (o pienses) es a otro quien le interesa. Porque siempre hay un otro o varios otros en estos asuntos. O negocios. Porque al final, todo esto -también lo que piensas- es asunto que a otros les interesa. O es su negocio. 

Y resulta que estos personajes y estas técnicas, cuando te topas con ellos, han arraigado en medio de tu vida, esa vida que cada día es menos tuya. Están ahí implantados, incluso bien arraigados desde hace tiempo sin que sepas ni cuándo ni desde dónde han llegado a ella, pero condicionándola, dirigiéndola desde la sombra sin que puedas hacer nada por evitarlo.

 

El Gran Hermano te mira (y te hace mirar) 


 

O atrayendo tu vista hacia un titular más o menos discrepante con lo que alguien escribió como resumen de su texto (a quien, si no sabes cómo funciona esto tacharás de incoherente; con toda lógica).

Por si habéis notado algo de esto en mi crítica del concierto de la Sinfónica con Khatia Buniatishvili, esta es la breve pero curiosa historia de un subtítulo en una tarde previa a los Carnavales (a lo mejor lo hacían solo por ponerle un antifaz al texto; a saber).

Subtítulo original escrito por mí: El Beethoven de Buniatishvili, desde el fondo del arca al escaparate virtuosístico y visual

Primer subtítulo “SEO”: La interpretación de Beethoven por parte de la pianista Buniatishvili estuvo tan llena de personalidad como de fidelidad a la partitura.

Algo que decía en el texto, pero sólo referido a los dos primeros movimientos (pienso que en el tercero cambió el rigor por el espectáculo). Por si mi subtítulo no lo aclaraba suficientemente o era demasiado imaginativo, propuse este otro.

Subtítulo de sustitución: El Beethoven de Buniatishvili, desde la hondura al divismo visual y virtuosístico

Segundo y definitivo subtítulo “SEO”: La interpretación de Beethoven por parte de la pianista Buniatishvili arrancó llena de personalidad y fidelidad a la partitura, pero se rompió al final.

Supongo que las “palabras clave” son pianista y Buniatishvili y que las ponen bien juntitas para que el artículo salga por arriba en las búsquedas. Pero acabo de hacer una búsqueda con esas palabras y mi crítica no está en la primera página de Google. ¡Jo! 

Por si alguien no se había dado cuenta de lo importante que es la imagen para esta pianista en este enlace tenéis toda una serie de vídeos suyos. Y para los que no quieran escuchar, en este otro hay fotos; muchas fotos.

E aquí se acaba a historia deste peixe rodaballo, que por non haber aceite houbo que comelo asado... Porque para qué va uno a seguir peleándose contra molinos de viento; que luego ya se sabe lo que te pasa.

15 mayo, 2021

Cumpleaños y reencuentros

 



A Coruña, 13 de mayo, Coliseum. Orquesta Sinfónica de Galicia. Dima Slobodeniouk, director. Elisabeth Leonskaja, piano. Programa: Andrezj Panufnik, Sinfonía número 6, ‘Mística’; Johannes Brahms, Concierto para piano y orquesta número 2 en si bemol mayor, op. 83. Concierto con el apoyo de la Xunta de Galicia y el Xacobeo 21-22


Este texto no es una crítica al uso –nunca las hago de conciertos en los que he colaborado –generalmente, escribiendo las notas al programa, como las de este- sino la crónica muy personal de un reencuentro. Volver a estar cerca de alguien querido, de un lugar añorado se desea y espera más cuanto más larga es la ausencia. Es entonces cuando acucia la necesidad de aprovechar la primera ocasión para la vuelta, ya sea una fiesta señalada en el calendario o una celebración familiar.

La Orquesta Sinfónica de Galicia cumple este sábado 29 años. El entonces llamado Palacio de Congresos-Auditorio de La Coruña acogió su primer concierto, al que tuve la fortuna de asistir, el 15 de mayo de 1992. Estar presente en el nacimiento de una orquesta es un acontecimiento que rara vez se produce. Yo he tenido la inmensa suerte estar en el de tres: el de la Orquesta de RTVE en mayo de 1965; el de la Orquesta Sinfónica de Galicia el 15 de mayo de 1992 y el de la Real Filharmonía de Galicia el 29 de Febrero de 1996.


Programa concierto inaugural OSG



Esto ha supuesto el establecimiento de un vínculo afectivo que ha venido desarrollándose a lo largo de años; de forma especial con las dos grandes orquestas gallegas, que no en vano dicen -y es cierto- que el roce hace el cariño. Mi apego a ambas formaciones se ha mantenido intacto e incluso ha aumentado durante estos meses de separación física porque, parafraseando la letra del bolero La barca, “Dicen que a distancia es el olvido // pero yo no concibo esa razón”.

Así pues, dado que el aniversario llegaba cuando habían pasado ocho días después de completar mi vacunación contra el Covid-19 en Expocoruña, a pocos pasos del Coliseum, era la ocasión perfecta para el reencuentro. El programa del concierto no podía ser más atractivo: la Sinfonía mística de Panufnik proporciona un marco sonoro idóneo para dejarse llevar por  los más íntimos vericuetos del pensamiento, las sensaciones y los sentimientos y el Concierto para piano nº 2 de Brahms se expande como una amplísima autopista donde dejarles correr.

La OSG antes de concierto


Impone llegar a la platea del Coliseum de A Coruña y acceder a ella desde la línea de candilejas del escenario. La sensación de inmenso vacío se multiplica al ver la separación–que se agradece después de tantos meses de ausencia de estos recintos- entre las sillas dispuestas para el público. Avanzar hacia sus últimas filas me habría causado una gran sensación de soledad, de estar en territorio extraño, de no haber sido acompañado por varios compañeros de la crítica desde la entrada al recinto y, al llegar a la butaca reservada, por el encuentro con el resto de ellos.

Excepto Julio; faltaba Julio. ¿Acaso se podría no echar en falta la presencia de la personalidad expansiva de Julio Andrade Malde, a quien se llevó el maldito virus en sus primeras embestidas? La locución del Coliseum -nueva para mí por añadir un texto sobre seguridad a las peticiones habituales de los tiempos prepandemia- puso en situación a los distraídos y me sacó de mis pensamientos. Se hizo el silencio, bajaron las luces, salió Massimo, afinó la orquesta, subió al escenario Dima…

Y aterrizamos. El inicio de la sinfonía supuso una sacudida, como una dosis de realidad. Los sobreagudos del violín de Spadano demostraron varias cosas: la primera, que mi oído aún capta más que razonablemente las frecuencias altas; la segunda, el contraste entre una obra sumamente introspectiva y un recinto tan grande como inhóspito; la tercera, que el soplido del aire sonaba más fuerte que la música. Supongo que alguien responsable se dio cuenta y el rumor de la ventilación cesó, permitiendo concentrarse en la escucha a quienes allí estábamos.

Las seis secciones de la Mística se sucedieron con su alternancia de ambientes, ritmos y sugerencias de ideas y estados anímicos, desde el hilo de cristal que  la abre hasta el expansivo y luminoso acorde final.  El aplauso del público fue poco más allá de la pura cortesía; supongo que esa casi frialdad  tuvo su origen en lo inhabitual de su escucha y el contraste de su carácter íntimo y la inmensidad del espacio físico del Coliseum.

El Concierto para piano nº 2 de Brahms contaba con varios alicientes: el mayor de ellos, su solista. Elisabeth Leonskaja ha pasado las dos últimas semanas en Galicia dejando muestras de su maestría. La primera semana, en su participación como jurado y su actuación el el concurso de Piano Cidade de Ferrol. La segunda, en los ensayos y en este concierto de la Sinfónica del que venimos hablando.

Slobodeniouk, Leonskaja y Spadano durante un ensayo




Decir a estas alturas que Leonskaja es una maestra indiscutible es algo tan obvio como descubrir el Mediterráneo. Sus anteriores actuaciones con la OSG fueron buena muestra de ello. La fuerza interior y la sobriedad y elegancia de la pianista austriaca -nacida georgiana-, presidieron el primer movimiento. Junto a este, la diferenciación de carácter del Scherzo y su Trio fueron como una larga preparación para el momento más emotivo de la obra.

El Andante estuvo lleno de un sereno lirismo en su comienzo, de la mano del nuevo principal de chelos de la Sinfónica, Raúl Mirás. Luego, el aumento de la tensión expresiva por el piano y el pasaje central como en suspensión condujeron emotivamente a un  Allegretto final en el que solista y orquesta devinieron –quizás la acústica del Coliseum pudo ayudar a ello- a ese sonido “no débil sino lejano” que Andrés Segovia definía como propio de la guitarra. Otra emoción que trae en volandas el recuerdo del maestro de Linares y su gracejo, otro reencuentro; que los recuerdos vienen a veces a salvar el presente, por duro que este sea, y abrir un resquicio de esperanza para el futuro. Es nuestro turno. Abrámoslo de par en par y entremos decididamente por él.

12 mayo, 2021

OSG: Meditación y sentimientos



 



La Orquesta Sinfónica de Galicia, dirigida por su titular, Dima Slobodeniouk, y con Elisabeth Leonskaja como solista, celebra esta semana dos conciertos. En programa, la Sinfonía número 6, ‘Mística’, de Andrezj Panufnik, y el Concierto para piano y orquesta número 2 en si bemol mayor, op. 83 de Johannes Brahms. Ambos conciertos cuentan con el apoyo de la Xunta de Galicia y el Xacobeo 21-22


El primero de estos dos conciertos se celebrará en la actual sede de la Sinfónica, el Coliseum de A Coruña, a las 20.00 horas de este jueves, día 13 y es el número 23 de la temporada 2020-  2021. El segundo tendrá lugar el sábado 15 en el Palacio de Festivales de Santander, también dentro de la programación de esta temporada. Ambos actos darán comienzo a las 20.00 horas. El de Santander coincide con el 29º aniversario de la OSG, que dio su primer concierto el 15 de mayo de 1992 en el entonces llamado Palacio de Congresos – Auditorio de La Coruña (sí, con L; era la época de Paco Vázquez).

Slobodeniouk es director titular de la Orquesta Sinfónica de Galicia desde la temporada 2013 – 2014. Su primera actuación al frente de la Sinfónica fue el 12 de noviembre de 2012, en sustitución de un director que hubo de cancelar su concierto. Un ‘repente’ bien fructífero por el ‘flechazo’ mutuo que saltó como una chispa entre él y los profesores de la OSG y que le valió ser elegido como titular en sustitución de Víctor Pablo Pérez.

Nacido en Moscú, estudió violín en la Escuela Central de Música de su ciudad y continuó sus estudios en el Conservatorio de la misma. A los 16 años se trasladó a Helsinki, en cuya Academia Sibelius estudió dirección con Leif Segerstam, Jorma Panula y Atso Almila, entre otros. Sobodeniouk ha dirigido las mejores orquestas europeas, habiendo debutado al frente de la Orquesta del Real Concertgebow y la Filarmónica de Berlín.


Leonskaja y Slobodeniouk ensayando para estos conciertos

Por su parte, Elisabeth Leonskaja nació en 1945 en Tiflis (Georgia, entonces parte de la Unión Soviética). Fue alumna de Jacob Milstein en el Conservatorio de Moscú y obtuvo varios premios internacionales como el Enescu, el Marguerite Long y el Queen Elisabeth,  antes de abandonar el país en 1978 y fijar su residencia en Viena.

En esta época colaboró y estableció una gran relación artística con Sviatoslav Richter, quien llegó a considerarla su heredera musical. Su revelación internacional llegó tras su actuación en el Festival de Salzburgo de 1979 y desde entonces está considerada entre los más destacados pianistas de su generación. Leonskaja ha tocado en los más prestigosos auditorios y festivales del mundo, tanto en recitales solistas como en conciertos con las mejores orquestas y directores internacionales.

El programa de ambos conciertos está formado por la Sinfonía nº 6, ’Mística’, de Andrezj Panufnik, y el Concierto para piano y orquesta número 2 en si bemol mayor, op. 83 de Joannes Brahms, dos obras con una inusual y firme combinación de pensamiento y sentimiento. Panufnik construye toda su sinfonía en torno al número 6, con un gran equilibrio entre el rigor técnico y una emotividad tan honda y meditativa como expansiva.

El respeto a la tradición y el rigor en la expansión de técnicas compositivas ya conocidas, que caracterizan toda la obra de Brahms, se unen también a su capacidad de producir emoción con su música. Capacidad que destaca en este Concierto número 2 y que cristaliza de modo singular en el tercer movimiento, Andante – più adagio, que se distingue por el protagonismo del chelo solista acompañado por la orquesta y su diálogo con el piano en un nocturno  en un diálogo que, por su hondura y placidez, puede llegar a dejar la huella más profunda de la obra.