21 mayo, 2021

Jazmines de Luxor



 



Santiago de Compostela, 20 de mayo, Auditorio de Galicia, Real Filharmonía de Galicia. Jaume Santonja, director. Sofya Melykian, piano. Programa: Camille Saint-Saëns, Concierto para piano y orquesta número 5 en fa mayor, ‘Egipcio’, op. 103. Louis Spohr, Sinfonía nº 9 en si menor, op. 143.

Tras unas semanas de ausencia del Auditorio de Galicia, la Real Filharmonía de Galicia ha reanudado sus conciertos en su sede. Sofya Melykian se ha mostrado en la primera parte del programa, con el Concierto para piano nº 5 en fa mayor, op. 103 de Saint-Saëns, como intérprete llena de una sensible musicalidad.

Su técnica, realmente impecable, le permite afrontar y superar cualquier dificultad de mecanismo pero una obra como el Egipcio requiere algo más, una especial sensibilidad para mostrarla en todo su esplendor como la de la pianista armenia formada en Madrid y París. La técnica de Melykian, su legato y la transparente luminosidad de su sonido se ponen al servicio de una musicalidad basada en un hermoso fraseo y una expresividad cimentada en una idónea conjunción de control dinámico y amplia paleta de color instrumental.


Sofya Melykian | RFG Xaime Cortizo


Estas cualidades se manifestaron ya en el primer movimiento, Allegro animato, en unas preciosas escalas perladas y la adecuada rotundidad en determinados acordes. Pero fue en el Andante central donde la sensibilidad de Melykian brilló en todo su esplendor. La expresión de esas frases en escalas modales estuvo llena de un sentimiento elegantemente contenido y la oscuridad de sus compases finales transmitió todo el “aroma a jazmín” que la pianista armenia capta en la partitura de Saint-Saëns.

El dinamismo y sensación de movimiento del inicio del Molto allegro final fue más allá de la sugerencia sonora de un viaje. el resplandor irradiado por el piano fue adecuadamente reflejado por la orquesta, fiel acompañante de Melykian a lo largo de todo el concierto, que formaba parte del tradicional Ciclo Ángel Brage de piano.

El aplauso del público tuvo el premio de un bis excepcional de Melykian y la brillantez final del concierto de Saint-Saëns tuvo en La maja y el ruiseñor, de Granados, el contraste de una contenida elegancia. Su fraseo y claridad de líneas tuvieron esa aparente facilidad con la que solo los grandes resuelven las mayores dificultades.

La programación inicial de la temporada preveía la actuación en este concierto de Jonathan Webb y, en la segunda parte, una selección de Las estaciones de Chaikovski orquestada por Aleksandr Gauck. La sustitución de la obra del autor ruso por la Sinfonía nº 9 del alemán Louis Spohr se sumó a la de Webb por Santonja.




Jaume Santonja | RFG Xaime Cortizo



Esta Novena es una de esas obras en las que se aprecia bien a las claras el mucho oficio de su autor y cómo este va más allá de la inspiración. La obra -penúltima de sus sinfonías, aunque él renegó de la Décima- es un relato bien guionizado y construido del transcurrir de las estaciones del año. Pero los trinos de pájaros de la primavera; una cierta somnolencia como de siesta apacible en el verano; una sugerencia de tormenta en los timbales y la animación final más o menos tópica del otoño como época festiva y de recolección en el bosque no logran remontar como sinfonía. La obra tuvo en Santonja y la Real Filharmonía una más que digna versión y el público premió a sus intérpretes con aplausos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario