24 diciembre, 2017

Penderecki: el renacer de la música polaca.





Polonia no existía como país independiente a principios del s. XX. Su territorio estaba repartido entre Rusia, Prusia y Alemania desde 1795, tras la caída de la Mancomunidad Polaco-Lituana que había surgido de la Unia lubelska (Unión de Lublin).

Mapa de la Unión Lituano-Polaca


A finales del s. XIX, se reunió en una tertulia de Cracovia un grupo de músicos que, en 1901, sería bautizado como “La joven Polonia” por Feliks lo Jasieński (1861–1929). El primer concierto del grupo, celebrado en Varsovia el 6 de febrero de 1906, señaló la fecha de su nacimiento oficial. Fueron los compositores Karol Szymanowski (1832-1937) y Mieczysław Karłowicz (1876-1909) quienes marcaron inicialmente el rumbo de la reforma al adoptar influencias de la música alemana de su época.

Karłowicz, que nunca perteneció formalmente al grupo, murió prematuramente pero Szymanowski continuó la labor hasta su muerte, añadiendo otras influencias europeas, mediterráneas y orientales. Tras la Primera Gran Guerra (1914-18), el retorno al folclore polaco fue otra forma de ayudar a establecer una identidad nacional. No obstante, Szymanovski animó también a los jóvenes a estudiar en el extranjero, sobre todo en París, como medio de asegurar la renovación y evitar así un cierto provincianismo.

Un parto distócico
La música polaca del siglo XX ha estado íntimamente ligada a las dos guerras mundiales y a toda la serie de problemas socio-políticos aparentemente insuperables surgidos a consecuencia de ellas.

La ocupación del país por el ejército alemán paralizó la vida musical en Polonia durante la II GM. Pasada esta, los músicos polacos crearon una red de escuelas de música, conservatorios, orquestas de radio y revistas que ha sobrevivido incluso en el s. XXI. El llamado “realismo socialista” ejerció su peso en el periodo 1947-54, por el gran peso que en la política cultural de la URSS tuvo la proclamación del llamado “Informe Jdánov”  aunque en Polonia fue menos aplastante que en el resto de países con regímenes comunistas y la muerte de Stalin en 1953 permitió su progresivo aligeramiento.


Mapa con distintos repartos de Polonia


En 1956, coincidiendo con los acontecimientos políticos que habrían de permitir en Polonia libertades artísticas inauditas en el bloque soviético, se celebró en Varsovia la primera edición de su Festival Internacional de Otoño de Música Contemporánea, que aún sigue celebrándose. Tal fue la explosión de músicos de gran talento dedicados a la música de vanguardia, que fuera del país llegó a acuñarse la expresión “Escuela polaca” para referirse a esta corriente.

Fue la generación de Krzysztof Penderecki, Henryk Mikołaj Górecki (1933-2010), Bogusław Schaeffer (1929-) o Włodzimierz  Kotonski (1925-2014) la que sacudió Polonia adoptando la música serial y aleatoria, abandonándola a mediados de los 60 en favor de un compromiso con las texturas y el timbre orquestal, que llegó a conocerse en Polonia como “sonorismo”.


Krzysztof Penderecki 

 
Krzysztof Penderecki (Dębica, Polonia, 23.11.33)
La carrera musical de Penderecki comienza a caballo de los años 50/60, centrándose en formas no tradicionales de articulación del sonido de los instrumentos de cuerda: tocando tras el puente, golpeando con la madera del arco en la caja, tratando los instrumentos de cuerda como si fueran de percusión. Paralelamente, desarrolló un método de utilización de los planos sonoros, compuestos por sonidos vecinos que le llevó a crear su propio lenguaje sonoro, muy personal y fácilmente reconocible por esta percusión en cuerdas por el y desplazamiento interno de planos sonoros crecientes.

En 1959, Penderecki era un desconocido profesor asistente de 28 años en el Departamento de Composición de la Academia Estatal de Música en Cracovia que, como cualquier joven en su situación, presentaba sus obras a concurso en busca del reconocimiento de los ámbitos musicales más influyentes. Ese año, el jurado del “Concurso de Jóvenes Compositores”, organizado por el Sindicato de Compositores de Polonia, otorgó a tres obras suyas -presentadas con tres seudónimos distintos- los tres primeros premios. Fueron Strofy para soprano, recitador y diez instrumentos (escrita en 1959),  Emanacje (Emanaciones), para dos orquestas de cuerdas (1958-59) y sus Salmo Dawida   para coro mixto, instrumentos de cuerda y percusión (1958).

El editor alemán Herman Moeck editó la partitura de Strofy, interpretada ese mismo año en el Festival Internacional de Música Contemporánea de Otoño de Varsovia. En 1960 recibió un encargo del famoso festival de Donaueschingen: la obra presentada, 8'37 " (el título expresa su duración, como en la famosa 4’33” de John Cage, escrita en 1952) estaba escrita para 52 instrumentos de cuerda. En 1969 recibió un premio de la Tribuna Internacional de Compositores de la UNESCO, en París. Su título posterior, Tren Ofiarom Hiroszimy, (Trenos por Hiroshima) apoyó no poco su triunfo internacional como principal embajador de la música de vanguardia.

Primera página de la partitura de Trenos por Hiroshima

Su triple triunfo en aquel concurso, los Trenos por Hiroshima y su Pasión según San Lucas (1966), escrita por encargo de la radio WDR de Colonia, marcaron el rumbo de su carrera otorgándole la misma sólida estabilidad que tres sencillas patas dan a una banqueta. El desarrollo cposterior ha venido marcado por una evolución que se basa en la reintepretación de la tradición musical europea como método de trabajo, desde la polifonía medieval al serialismo y siempre con la visión conjunta de la Europa oriental y la occidental.

Concierto nº 2 para violín y orquesta “Metamorphosen”
Penderecki estudió violín en su juventud, lo que ha influido en su obra, en la que ha dedicado una buena atención al instrumento. En 1977, en los tiempos en que falleció su padre, escribió su Concierto nº 1 para violín, que marca su regreso desde la vanguardia musical militante y confirma de algún modo las declaraciones del autor en el sentido de que su música para solistas y orquesta es en la que más se acerca a su propia intimidad.

En 1988 dirigió en Lucerna a una joven Anne-Sophie Mutter en el Concierto nº 1 para violín de Prokófiev. El dominio instrumental de Mutter le impresionó de tal modo que decidió escribir un concierto para ella (el nº 1 fue escrito para Isaac Stern). La redacción de Metamorphosen duró desde 1992 a 1995 y la obra es más ligera que la anterior en temática, expresión y texturas orquestales.

Penderecki  con Anne-Sophie Mutter


La obra se toca sin la habitual división en tres movimientos. Comienza con un Allegro ma non troppo en el que el violín toca una melodía ascendente en forma de canción; la sección acaba con una corta cadenza que el solista toca tras un tema cantado por las violas. La cadenza da paso al Meno mosso, que tiene un aire nostálgico y un clima sonoro de precioso color producido por celesta, corno, campanas y clarinete. Se vuelve al Tempo primo con un aire entre discursivo y narrativo, tras el que una sección en Allegretto y otra en Andante, aparece un Vivace en el que, después de un nuevo tema en si menor y doce clústeres, se llega el Andante con moto que lo remata y con el que Penderecki nos devuelve al sonbrío ambiente inicial. El concierto finaliza con el canto final del violín en su registro sobreagudo sobre un acorde en modo menor de la orquesta.

En el vídeo aquí enlazado  hay una interpretación de Metamorphosen con el propio autor dirigiendo a la Korean Chamber Orchestra en el Concert Hall del Seoul Art Center (18 de diciembre de 2013), dentro del Seoul International Music Festival. Actúa como solista la violinista coreana Juyoung Baek, la nueva intérprete de referencia de este concierto según Pederecki.


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